La mosca común que ha aprendido a huir de la llama de gas


Muchos insectos presentan la particularidad de volar hacia la luz Las luces artificiales de llama sin protección, como las de vela, gas o petróleo, engañan al insecto, el cual, al volar hacia la lámpara cree que va hacia la luz del día. Desde nuestro punto de vista, es una desgracia que un gran número de insectos domésticos hayan aprendido en el curso de los años a conocer lo que es la luz de llama. No podemos entrar aquí en la difícil cuestión de saber cómo ha ocurrido semejante cambio en sus hábitos naturales; pero, sea como fuere, no cabe duda de que, actualmente, la mosca vulgar, por ejemplo, no se destruye precipitándose en las llamas luminosas: así campa por sus respetos en las habitaciones iluminadas por lámparas de llama y es muy difícil que queme sus alas.

Las costumbres de las moscas son en extremo sucias; sus patas están constantemente cargadas de inmundicia. Son, pues, grandes propagadoras de enfermedades, y anualmente mueren muchos niños a causa de haberles envenenado el alimento las moscas. Por este motivo ha sido para nosotros gran desgracia que las moscas hayan aprendido a evitar el peligro de la luz artificial, en la cual sus antepasados hubieran encontrado infaliblemente una muerte instantánea.

Hace muchos años, lord Avebury demostró que las abejas y las avispas podían distinguir los colores, si bien las avispas eran bajo este respecto muy inferiores a las abejas. Éstas distinguen perfectamente todos los colores y rara vez se equivocan, a no ser entre el azul y el verde. La importancia de este hecho es muy grande, pues nos permite comprender cómo una abeja puede distinguir una flor de otra, lo que le resulta de sumo provecho para su labor.