Cómo el caballito del diablo se divierte burlándose hasta de los hombres


Pocas cosas son tan admirables como la habilidad y seguridad con que la libélula sigue y caza al vuelo cualquier insecto. Uno de los primeros peritos en la materia, el profesor Forel, sabio que ha hecho famosa a Suiza, escribe lo siguiente: "Procurando cazarlas a orillas de un gran pantano, podemos convencernos de que el caballito del diablo se divierte burlándose del cazador. El animal permite que se le acerque hasta casi cogerlo.

"Entonces puede verse con qué exactitud mide el insecto la distancia y escapa de su enemigo. Es un hecho indiscutible que el referido insecto huye siempre a la distancia precisa a que no es posible cogerlo, a no ser que sea en tiempo frío o de noche, y distingue perfectamente asimismo si su perseguidor va armado de una red o no lleva nada en las manos. Puede decirse que miden la longitud del mango de la red, por lo que el ir provisto de una red de mango largo no resulta ventajoso. El insecto vuela a la distancia justamente precisa para ponerse fuera del alcance del instrumento, por más que el cazador se esfuerce en ocultárselo y sacarlo de repente." Lo que prueba el poder de su visión.

No debemos suponer que todos los insectos tengan buenos ojos; por el contrario, se encuentran todas las gradaciones entre la libélula, en un extremo, y los insectos completamente ciegos, que habitan en las cavernas, o ciertas clases de hormigas obreras, que asimismo viven constantemente debajo de tierra.