Los alimentos que sustentan los hornos del organismo


También debemos hablar de tales alimentos; pero deliberadamente hemos empezado a tratar de los que constituyen un combustible, porque son los que en mayor cantidad necesita nuestro cuerpo, y, además, porque tenemos más perfecta noción de las funciones de los alimentos como combustibles que de las restantes funciones de los mismos. Debemos asimismo recordar aquí lo que se ha dicho ya acerca de la contracción muscular. El cuerpo humano necesita sus hornos o calderas, que son los músculos, no tan sólo para que produzcan trabajo mecánico, sino para que produzcan también calor. Así, pues, a los alimentos combustibles debemos no solamente todo el trabajo que ejecuta la totalidad de nuestros músculos visibles e invisibles, sino también todo el calor que nuestro cuerpo produce. Por esta causa, la cantidad de combustible debe ser considerable y se ha de renovar con frecuencia. Si es insuficiente, la temperatura orgánica no tarda en descender.

Pero ahora debemos considerar los alimentos en general, para ver las aplicaciones que tienen, además de la de combustible. Consideremos, pues, nuestros cuerpos y preguntemos de dónde proceden las sustancias que diariamente absorben del mundo exterior; y pasemos revista a todas estas sustancias, sean o no consideradas como alimento.