Algunas propiedades interesantes de la luz natural y de la luz artificial


Una de las propiedades más interesantes de la luz es la de propagarse mediante vibraciones transversales. Veamos qué significa esto.

Existen dos clases de movimientos ondulatorios: los longitudinales y los transversales. Ejemplo de los primeros es el sonido: las moléculas del medio gaseoso que lo transmiten vibran moviéndose en la dirección en que avanza la onda, o sea en dirección longitudinal. En cuanto al movimiento ondulatorio transversal, lo comprenderemos si imaginamos un lago tranquilo, sobre el cual flota un corcho. Al arrojar una piedra sobre la tersa superficie del agua, se originan ondas que se ven como círculos concéntricos, y que al llegar al corcho lo moverán hacia arriba y abajo, es decir, en dirección transversal a la de propagación. De ahí el nombre que recibe este movimiento. Las oscilaciones de la luz también son transversales, pero a diferencia del corcho de nuestro ejemplo, que sólo se mueve de arriba hacia abajo, la luz efectúa sus oscilaciones en todas las direcciones posibles, que son normales a la dirección de propagación de la onda luminosa. Tal ocurre con la luz natural, pero ahora cabe preguntarse: ¿será posible obtener luz que vibre en una sola dirección? Sí, y la luz que posee esta propiedad es denominada luz polarizada.

Y no crean que es muy difícil obtener luz polarizada, basta hacer pasar la luz natural a través de ciertos materiales especiales, como, por ejemplo, láminas de polaroid o turmalina; la luz emergente está ya polarizada.

Los instrumentos especiales destinados a la obtención de luz polarizada se denominan polariscopios o polarizadores; es muy importante, por su sencillez y su gran aplicación, el llamado prisma de Nicol, que no es otra cosa que un cristal de espato de Islandia o calcita, tallado de manera adecuada para estos fines.

Si por una de las caras del prisma de Nicol entra luz natural, por su cara opuesta sale un rayo de luz polarizada, y lo que resulta sumamente interesante es que si giramos el prisma, como si el rayo de luz fuese un eje, entonces también gira la dirección en que se verifican las vibraciones del rayo de luz polarizada. De modo que un prisma de Nicol no sólo nos provee de luz polarizada, sino, lo que es más importante, nos permite elegir la dirección de polarización.