¿Cómo se puede medir la velocidad de la luz?


La medición de una velocidad tan grande como la de la luz es tarea sumamente difícil. Sin embargo, el ingenio de los físicos ha superado todas las dificultades, de modo que mediante métodos muy distintos se ha logrado medirla con suma precisión. Nos ocuparemos aquí del primer método empleado por los sabios.

Imaginemos que la sirena de una fábrica toca todos los días a las doce horas. Como la velocidad del sonido en el aire es de uno 340 metros por segundo, resultará que un hombre situado a 340 metros oirá la sirena a las doce horas y un segundo; un hombre colocado a 680 metros la oirá a las doce y dos segundos, etc., de modo que a medida que consideramos observadores más alejados, habrá un retardo, parecerá que la sirena suena más tarde; cuando en realidad el fenómeno se debe a que el sonido no se propaga instantáneamente.

En el año 1670 el astrónomo danés Olaf Romer pudo calcular la velocidad de la luz por un fenómeno completamente similar a éste que acabamos de explicar. Sabemos que Júpiter tiene varios satélites o lunas: imaginemos el más cercano a él. Como todos los planetas, Júpiter proyecta un cono de sombra a causa de la luz solar. El satélite da vueltas alrededor de Júpiter y, por lo tanto, cada cierto tiempo vuelve a entrar en el cono de sombra; cuando la Tierra está en la posición T', este fenómeno se produce en un tiempo t, y cuando está en T" con un cierto retardo. ¿Cuál es la explicación de ese atraso? Muy sencilla: se debe a que la luz tiene que recorrer la distancia suplementaria que media entre T' y T". Ese atraso es de 1.000 segundos, aproximadamente, cuando la distancia entre aquellas posiciones es igual a 300.000.000 de Km, es decir, al diámetro de la órbita que recorre la Tierra. Si dividimos esta cantidad por la primera obtenemos el valor de la velocidad de la luz, que es de 300.000 Km por segundo.