El misterio de las estrellas que se siguen viendo después que han desaparecido


Veamos ahora un fenómeno que nos sorprenderá mucho. Si delante de nosotros hay una pelota y alguien la hace desaparecer, enseguida nos daremos cuenta. Sin embargo, ¿qué pasaría si de repente desapareciera el Sol? No nos daríamos cuenta hasta 8 minutos y 18 segundos después de haber desaparecido, a causa de que la luz tarda precisamente ese tiempo en llegar del Sol hasta nosotros; ello significa que el último rayo de luz que lanzara el astro antes de desaparecer, llegaría a nuestros ojos 8 minutos y 18 segundos después. En otras palabras: cuando nosotros miráramos el cielo y viéramos que el Sol no estaba más, la verdad es que haría ya más de 8 minutos que habría desaparecido. Más sorprendente sería aun si desapareciera una estrella de la constelación de la Osa Mayor: nos daríamos cuenta después de 250.000.000 de años, ya que ése es el tiempo que tarda la luz, pese a su fantástica velocidad, en recorrer la enorme distancia que separa a la Tierra de dicha constelación. Todo esto no tiene nada de extraño, si uno reflexiona cuidadosamente: vemos un objeto gracias a la luz que nos llega de él, ya sea que la emita o que simplemente la refleje. Cuando ya no nos llega luz de él, en la oscuridad más completa, no lo vemos más. Cuando una estrella se apague, no la veremos más después que hayamos recibido su último rayo. Pero éste tarda mucho en llegar a nosotros, porque tiene que recorrer una gran distancia. La velocidad de la luz es la más grande que se conoce en el Universo, y, según las modernas teorías de la Física, la más grande que puede existir. Sin embargo, las distancias entre las estrellas son tan enormes que a veces la luz tarda millares y aun millones de años en recorrerlas.

He aquí, por ejemplo, lo que tarda en llegar la luz hasta nosotros:

1'28 segundos desde la Luna
8'18 segundos desde el Sol
4 años desde la estrella más próxima.

¡Resulta asombrosa, pues, su velocidad para recorrer tales distancias!