Qué son los halógenos o formadores de sales


Hay un pequeño grupo de elementos que forman entre sí una sola clase; ellos son el flúor, el cloro, el bromo y el yodo. Los dos primeros son gases; el tercero, líquido, y el último, sólido, pero no son metales.

El bromo y el yodo se obtienen de las cenizas de las algas marinas, las cuales a su vez los han extraído de las aguas del mar. Lo más interesante respecto a estos cuatro elementos es que, a pesar de diferenciarse por varios conceptos, presentan ciertas relaciones entre sí que permiten ubicarlos en un grupo. Se los conoce con el nombre de halógenos, palabra que significa formadores de sales.

El comportamiento químico de los halógenos es muy semejante; se unen con los metales para formar sales denominadas haluros, de las cuales el cloruro sódico o sal común es la más importante.

El yodo presenta la notable propiedad de sublimarse, es decir, de pasar directamente de sólido a gas, mientras que casi todos los sólidos se transforman, al calentarlos, primero en líquidos y después en gases. Cuando el yodo está muy diluido en alcohol se emplea como desinfectante.

Haciendo pasar una corriente eléctrica a través de una solución de sal común en agua, se logra el desprendimiento de un gas de color amarillo verdoso denominado cloro. Tiene un efecto sofocante para quien lo respira, y por tal razón hay que tomar las consiguientes precauciones cuando se trabaja con él.

El cloro, que reacciona con el agua formando ácido clorhídrico y liberando oxígeno, es sumamente activo; por esta razón se lo utiliza, en pequeña cantidad, para desinfectar el agua destinada al abastecimiento de ciudades y a las piscinas de natación; evítanse de esta manera numerosas enfermedades.

Otra propiedad interesante del cloro es que cualquier combustible arde, con mucha más fuerza, en una atmósfera de aquél; esta propiedad, como ya sabemos, es característica del oxígeno; el cloro en este aspecto se asemeja al mencionado gas.