Algunos de los elementos más importantes que no son metales


Además del carbono, debemos mencionar otro cuerpo simple sólido que no es metal; se trata del azufre, también de mucha importancia.

Se presenta en la Naturaleza bajo la forma de cuerpo sólido. No debe olvidarse que cuando decimos que tal o cual cuerpo es sólido, líquido o gas, queremos significar que se presenta en dicha forma bajo las condiciones normales de presión y temperatura, es decir, a la presión que existe al nivel del mar y a cero grado centígrado, y por supuesto que en general mantendrá el mismo estado a presiones y temperaturas que no se encuentren muy alejadas de las normales.

Así pues, el azufre, aunque sólido, puede fácilmente convertirse en líquido y en gas. Es de color amarillo, y todos lo conocemos por haberlo visto en forma de polvo de ese color. No tiene aspecto de metal, lo mismo que el carbono, y tampoco se disuelve en agua. Según las circunstancias, el azufre cristaliza en formas diversas, y en cada caso presenta aspecto y propiedades distintas. También existe el azufre amorfo, es decir, el que no posee estructura cristalina.

Desde hace miles de años es conocido el azufre, pues se lo encuentra con facilidad en terrenos volcánicos o que lo hayan sido; Sicilia es una región de importantes yacimientos, pues allí se lo halla en grandes cantidades en la superficie de la tierra o, en todo caso, a poca profundidad.

Tanto el carbono como el azufre pueden combinarse con el oxígeno, y dan como resultado en ambos casos un gas. Digamos antes que en química el azufre se representa mediante el símbolo S.

Si se unen dos átomos de oxígeno con uno de carbono, se forma una molécula del gas conocido como anhídrido carbónico, representado por C02. Para ello es necesario que el carbono arda en presencia de una cantidad suficiente de aire u oxígeno. El anhídrido carbónico es también un producto de la respiración animal, y constituye una parte de la alimentación de las plantas.

El carbón al rojo presenta una tendencia tan fuerte a combinarse con el oxígeno que es capaz de sacarlo de algunos compuestos. Así, por ejemplo, los óxidos se forman por la combinación de metales con el oxígeno; si se los coloca con carbón al rojo, éste se apodera del oxígeno y deja al metal libre. Esta propiedad se aprovecha para la obtención de metales a partir de sus óxidos.

Pasemos ahora al azufre. Cuando se hace arder este no metal al aire libre o en una atmósfera de oxígeno, se forma un gas de olor picante y desagradable, denominado anhídrido sulfuroso. La importancia de este compuesto reside en que se lo utiliza para la preparación de ácido sulfúrico.

Por tal causa su producción en cualquier país puede considerarse, hasta cierto punto, como índice representativo del desarrollo de su industria química. Los sulfatos, que son sales derivadas del ácido sulfúrico, abundan en la Naturaleza: el yeso y la sal inglesa o epsomita son sulfato de calcio y sulfato de magnesio, respectivamente.

El azufre se une también con el hidrógeno para formar un gas de olor desagradable, que recibe el nombre de ácido sulfhídrico. Éste es precisamente el gas que se forma cuando se pudren los huevos y que les comunica ese olor tan repelente. Con el cobre, el hierro y el cinc, el azufre forma las sales correspondientes, denominadas sulfuro de cobre, sulfuro de hierro y sulfuro de cinc.