Desarrollo y evolución de la arquitectura hindú


De cuño esencialmente religioso, el desarrollo y evolución de la arquitectura hindú encuadran perfectamente dentro de los distintos momentos de las creencias de su pueblo.

Se pueden señalar tres tipos bien definidos: uno primitivo, en madera, llamado arquitectura brahmánica, anterior al siglo ni antes de Cristo, hoy desaparecida; otro posterior, budista, con penetración occidental greco-alejandrina, que predominó del siglo m a. de C. al siglo vi de nuestra era, y un tercero, brillante y poderoso, que surgió a partir del siglo v, llamado neobrahmánico.

Cuando el budismo se convirtió en la religión de las distintas razas que pueblan la India, la arquitectura, tomando nuevo impulso, se tornó una de las expresiones artísticas más importantes de este país.

El culto de las reliquias se fortaleció cada vez más y motivó la construcción de grandes tumbas destinadas a conservarlas. De esta manera la arquitectura religiosa se desarrolló bajo dos formas distintas: las estupas o túmulos semiesféricos, que simbólicamente representan la tumba de Buda, y las chaityas o salas de reunión, oblongas, excavadas en la roca.

Las estupas, como la de Sachi y otras similares de la India central, verdaderos relicarios solares circulares, en ladrillo, imitan la burbuja del agua, con la que Buda comparó lo deleznable de la vida humana; fueron realizadas con tejas superpuestas en plataforma con un camino alrededor, para el cortejo, y un montículo en la parte superior, donde se conserva la reliquia del santo.

Los verdaderos templos o chaityas, en cambio, fueron excavados en el mismo seno de la roca, con una sola fachada al exterior. Dichos templos rupestres recuerdan, con sus valores trocados en piedra, antiguas formas en madera. A través de entradas cuadradas y de grandes columnas esculpidas, los fieles pasaban al oscuro interior, en cuyo extremo opuesto se encuentra el verdadero santuario. Bordean el corredor de entrada largas hileras de figuras talladas que representan a Buda sedente. Una gran abertura, en forma de herradura, excavada sobre el nivel de la puerta, facilita la entrada de la luz en el santuario, dándole un curioso aspecto. Los exponentes más bellos de estos templos tallados en la roca se encuentran en Karli, Ajanta, Elora o Elefanta, en los Gates Occidentales. La influencia del arte persa en este tipo de arquitectura es evidente.

Durante este segundo periodo, junto a la arquitectura búdica, se desarrolló otro tipo diferente, que respondió a la concepción religiosa del jainismo, doctrina contemporánea o anterior al budismo. La arquitectura jainista, en lugar de ser sombría y subterránea, se manifestó a través de refulgentes templos de mármol blanco, verdadera demostración de esplendor para glorificar la fe de sus sectarios. Tuvo como centro de difusión la región septentrional de la India. El monte Abu ora el lugar sagrado de la secta, y allí se levantó un grupo de templos. Los dos más famosos de dicho conjunto son los de Dilvana y de Rampur. Su interior mueve a pensar que arquitectos y escultores trabajaron con placer espontáneo, despreocupándose del sentido de la unidad y la proporción. Tal abundancia de elementos decorativos concuerda con la modalidad del pueblo hindú.

Cada templo tiene cierto número de ídolos que representan la efigie de la divinidad a la cual están consagrados, y, además, animales simbólicos esculpidos sobre aquellos; de ahí la abundancia de imágenes y símbolos en todos los templos de esta religión.

El resurgimiento del brahmanismo trajo, a su vez, alteraciones en las artes en general, y en la arquitectura, en particular, la que reveló, en esta tercera etapa de su evolución, en qué consistía la fantasía extraordinaria de sus arquitectos. El gran templo de Bubanesvar, en la costa oriental, está considerado como el ejemplar más hermoso de este nuevo tipo de arquitectura, que se distingue por los jardines que lo rodean y en cuyos estanques se refleja como en un límpido espejo, la elegante silueta del templo.

La pagoda constituye el auténtico valor de la nueva arquitectura. En ella la fantasía tuvo su mejor campo de acción, y las masas de la escultura reemplazan o ahogan los planos y líneas de la arquitectura.