En la pintura del período helenístico se destaca Apeles


La última etapa de la pintura griega se logró sólo en tiempos de la expansión helénica, en la corte de Alejandro de Macedonia y en la de los reinos que sus generales organizaron sobre su antiguo imperio después de su muerte.

Alejandro Magno, macedonio de nacimiento, era de educación y cultura helénicas, y por ello se rodeó de sabios y artistas que cimentaron más aún su fama. Entre los pintores se destacó Apeles, que llegó a eclipsar la fama de cuantos le habían precedido. Natural de Asia Menor, frecuentó la escuela de Zeuxis, en Éfeso. De allí pasó a la corte de Alejandro, donde se convirtió en su pintor de cámara; además lo acompañó en sus campañas por Asia.

La temática de los cuadros de Apeles fue muy variada, pues alternan, en ella las escenas mitológicas con las de la vida diaria. Ha llegado hasta nosotros la fama del cuadro que hizo de Bucéfalo, el caballo de Alejandro, expresivo y pleno de vida y vigor. Otro de sus cuadros famosos fue El Nacimiento de Venus, que representaba a la diosa emergiendo de las aguas del mar. La obra, que había sido adquirida por el emperador romano Augusto, que se decía descendiente de la diosa, fue destruida probablemente en tiempo de las invasiones bárbaras o por los cristianos primitivos. Desgraciadamente, no quedó de ella ni siquiera una reproducción, y todo lo que se sabe de este maravilloso cuadro se debe a la descripción que de él hicieron los escritores de la época.

Apeles pintó también escenas alegóricas, por lo que fue considerado un precursor de ese tipo de pintura.

Pero donde podemos apreciar en Lodo su alcance la jerarquía de la pintura griega es en el famoso fresco de Las Bodas Aldobrandinas, nombre que ¡tomó del cardenal Cintio Aldobrandi, a cuyo poder pasó cuando fue hallado en una antigua villa del Esquilmo, en el siglo xvii. Con posterioridad el papa Pío VII lo llevó al Vaticano, donde se puede admirar en una ¡de las paredes de la Biblioteca, vuelto así a su antigua condición de friso de una pared. Esta magnífica obra data del tiempo de Augusto, aunque se cree que el grupo central reproduce un cuadro de la época helenística; algunos críticos lo atribuyen al período de Aecio, que pintó las bodas de Alejandro y Roxana, mientras que los grupos laterales habrían sido agregados por el pintor que lo reprodujo.