José María Vargas, primer presidente civil de Venezuela


Unido a la causa revolucionaria desde la primera hora, José María Vargas fue hecho prisionero por los españoles, y conoció los horrores de las “bóvedas” de La Guaira, como se llamaban entonces las cárceles de esta ciudad. Pese a la estrecha vigilancia a que se vio sometido, como todos los patriotas hacinados en los sombríos calabozos de su ciudad natal, Vargas consiguió huir y marchó a Europa, donde perfeccionó sus ya amplios conocimientos de medicina y su cultura general.

De Gran Bretaña llevó a su país todos los adelantos de la ciencia experimental, aparatos de física y química, colecciones de ciencias naturales, etc., y se colocó enseguida a la cabeza de los hombres de ciencia de Venezuela.

Bolívar lo nombró rector de la Universidad Central en 1827, y su prestigio llegó a ser tan grande que, en 1835, fue llevado a la presidencia de la República, en el primer ensayo de gobierno civil en el país.

Cuando surge su candidatura, porfía con sus amigos, sosteniendo que no es él el hombre más indicado para ocupar la suprema magistratura. Todavía la víspera de las elecciones, Vargas reitera públicamente sus escrúpulos en estos términos: “Ni por un momento he acogido la idea de poder yo encargarme de los destinos de mi país; porque estoy bien convencido de que carezco, además de la capacidad necesaria para dirigir con acierto tan difícil cargo, de aquel poder moral que dan el prestigio de las grandes acciones y las relaciones adquiridas en la guerra de la Independencia ...”

Su gestión fracasó por los apetitos de los militares que ansiaban ocupar el poder, por lo que debió renunciar para salvar al país de la guerra civil.

A Vargas, que fue posteriormente presidente del Senado, se le debe el gran impulso dado a la enseñanza superior en su país y la creación de las cátedras universitarias de anatomía y cirugía.

José María Vargas falleció en 1854, a los 68 años de edad.