La gran ciudad va dejando de serlo para transformarse en ciudad


Pronto comenzó a desarrollarse la edificación, y un siglo después era Buenos Aires una verdadera ciudad, en cuyos edificios predominaban, como materiales de construcción, la tierra, el ladrillo, las tejas y la paja.

Llamaban la atención las tejas de madera, formadas por largos trozos huecos de un vegetal común en la comarca del delta del Paraná, que los indios llamaban caranday y los españoles palmas. Algunas casas tenían corredores a la calle, y eran hasta de dos pisos. De trecho en trecho se echaron las bases para los edificios de los conventos.

Aunque había prohibición de comercio con el extranjero, la ciudad, después de la fundación de Garay, empezó a adquirir desarrollo debido a su posición geográfica de puerto maestro de las poblaciones del Río de la Platay de los países subecuatoriales de América del Sur, como lo había previsto Garay al denominarla Puerta de 'la tierra. El contrabando europeo, principalmente el inglés, comenzó a practicarse desde los primeros tiempos, y durante los siglos siguientes fue motivo de alarma para el gobierno! de España, pero impulsó el crecimiento de la pequeña ciudad, cuyos 500 habitantes del año 1600 se elevan a 4.000 en 1650, y llegan en su segundo centenario a 25.000.