De cómo Buenos Aires fue engrandeciéndose y exitó la codicia de los ingleses


La creciente prosperidad de la población determinó que en diversas ocasiones sufriera el ataque de los piratas, ávidas de ¡saquearla; pero las dificultades que presentaba el acceso a la plaza desde el río, para quienes desconocieran sus bancos de arena, la salvaron en no pocas oportunidades. En 1806 y 1807 los ingleses realizaron dos serios intentos para apoderarse de ella, los que fracasaron gracias al heroico comportamiento de los habitantes, ya que en la reconquista y la defensa de la ciudad intervinieron por igual hombres, mujeres y niños, sin distinción de sexo, edad, estado o posición social.

Primeramente capital de la gobernación de su nombre y después del Virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires fue teatro en 1810 del movimiento revolucionario del 25 de Mayo, uno de los puntos-de partida -tal vez el principal- de la independencia de las colonias españolas y la formación de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de las cuales se constituyó en cabecera. La independencia tuvo enorme importancia para la ciudad, ¡ que intervino preponderantemente en todos los actos decisivos de la constitución del nuevo Estado.

En 1810 contaba la “Gran aldea” alrededor de 45.000 habitantes, algunos miles de ellos esclavos: el comercio de negros africanos tuvo también sus tiempos de prosperidad en aquella época de las rivalidades marítimas. El puerto de Buenos Aires era sumamente desabrigado; las naves de alto bordo no podían llegar hasta el desembarcadero y tenían que anclar a varios kilómetros de la costa, practicar el desembarco en lanchas y completarlo en carros.