Córdoba y sus sierras. Un centro de turismo nacional e internacional


La Argentina mediterránea ofrece muchas rutas amenas para el viajero que aspira a deleitar su espíritu con las bellezas naturales. Las sierras de Córdoba son uno de los lugares predilectos del turismo argentino.

La ciudad de Córdoba es una de las más viejas de Argentina, y conserva un marcado aspecto vetusto, que la hace particularmente atractiva. De la pasada época colonial quedan numerosos edificios, como la vieja casa del Virrey y los templos, entre los cuales se destaca, por su bella arquitectura, la iglesia catedral, que se halla en la plaza principal.

Córdoba es la ciudad de los campanarios. Edificada en una hondonada cubierta de arena, presenta el aspecto de un gran damero en el cual sobresalen las torres de sus múltiples iglesias y los miradores de algunos edificios públicos.

Desde la misma vieja ciudad se divisan claramente las sierras, que aparecen como un alto peldaño grisáceo, levantándose hacia el poniente. Basta una media hora de viaje en automóvil para hallarnos en plenas sierras; no tienen éstas, por lo general, formas abruptas; y los árboles, más graciosos que corpulentos, se agrupan en los huecos de las numerosas quebradas. No faltan los lugares en donde aparecen al desnudo las rocas blancas cuarzosas y las brillantes láminas de mica. Un poco más adelante, pasamos por el lago artificial de San Roque y podemos penetrar luego en el encantador valle de Punilla, entre la Sierra Grande y la Sierra Chica.

La Sierra Grande es la mayor de este grupo de montañas y ofrece la particularidad de su planicie superior, llamada “Pampa de Achala”. Es ésta una meseta elevada a dos mil metros sobre el nivel del mar, de superficie plana en general, pero llena de pequeñas asperezas, especialmente donde aparecen las rocas graníticas.