Los dioses que habitaban en las montañas y en los bosques


Las montañas fueron tenidas por los antiguos, como genios; cada una representaba una producción especial de la Tierra.

Los Faunos (Sátiros) moraban en los campos, sirviendo principalmente a Baco. Los poetas los ponen como el terror de los pastores y de las ninfas.

Dafnis era un pastor de Sicilia a quien las musas concedieron el don de la poesía. Fue trasladado al Cielo por su padre Mercurio.

Aristeo, un hijo de Apolo, fue educado por las Ninfas, que le enseñaron a cultivar olivos y a criar abejas.

Príapo representó la fertilidad de la Naturaleza. Para los griegos era considerado el dios de los jardines. Generalmente se lo representa como un hombre de tamaño mediano con cuernos de ariete y una corona de hojas, o también cubierto de frutas.

Marsias era un sátiro que le disputaba a Pan la invención de la flauta. Fue conocido como un gran músico, y el primero que escribió música. Apolo, celoso de él, lo hizo morir terriblemente. Al infortunado Marsias lo representaban atado a un árbol, donde era desollado, y también como un sátiro tocando la flauta.

A Pan, el dios de los pastores y de los rebaños, se lo representaba como un sátiro feísimo, de cuerpo de cabra, con cuernos en la cabeza y cabellera desordenada. Siempre llevaba consigo una flauta que se decía era de su invención. Pan aterrorizaba a los que se le acercaban. Por eso la palabra “pánico” se deriva de su nombre.

Eco era una de las sirvientes de Juno. Se enamoró de Narciso, pero desdeñada por éste, se retiró a una caverna donde murió, aunque su voz se mantenía en las rocas. Ésta es la manera cómo los griegos explicaban el origen del eco.

Narciso era un bello joven que,. observando su imagen reflejada en, un río, se enamoró de sí mismo. Se mantuvo tanto tiempo contemplando su cara en el espejo del agua, que le salieron raíces, y se convirtió en una flor, que es la que lleva su nombre.

Las Hamadríadas eran ninfas cuyas, vidas dependían de las de ciertos árboles a los que ellas estaban ligadas. Homero las muestra huyendo de ellos.

Las Dríadas eran las ninfas que presidían los árboles. Se las representaba como mujeres que tenían raíces en la parte inferior del cuerpo y con los hombros cubiertos de pelo. Llevaban ceñida a la cabeza una corona de hojas de roble.

Los Bosques fueron los primeros lugares donde los hombres se reunieron para adorar a los dioses. Creíase que a la sombra de los bosques los dioses bajaban a la tierra más fácilmente. Los bosques más venerados eran: Epidauria, consagrado a Esculapio, padre de la Medicina; Nemea, donde Hércules era festejado; Dodona, en el que los robles podían predecir el futuro, etcétera.

Los volcanes, especialmente el Etna en Sicilia, se creía que eran fraguas de Vulcano; así como que se comunicaban con el seno de la Tierra. Los antiguos usaban los volcanes como guías, para conocer el futuro. Arrojaban en sus cráteres las cosas apreciadas, así como víctimas humanas. El nombre volcán proviene de Vulcano.

Las Hespérides, también llamadas las Atlántidas, eran hijas de Atlas y las dueñas de un hermoso jardín. El jardín de las Hespérides producía doradas frutas, y era custodiado por un dragón de cien cabezas con distintas voces. Entre los doce trabajos de Hércules estaba la misión de matar a este dragón y llevarse del jardín las manzanas doradas.

Atlas, uno de los gigantes dominados por Júpiter, fue transformado en montaña y condenado a soportar sobre su espalda el peso del mundo. Los griegos crearon esta fábula a causa de la gran altura del monte Atlas en África. De este pico se suponía que tocaba los cielos. Atlas todavía es representado como un gigante que, de pie en el océano, carga sobre su espalda el globo terráqueo.