Principales dioses de las aguas y sus atributos


Océano. Para los antiguos, el océano era un inmenso río que rodeaba la tierra. Era hijo del dios Urano y la Tierra, y el principal dios de todas las aguas. Siendo tan viejo como el mundo, Océano era representado como un hombre cargado de años que, sentado sobre el mar, derrama agua constantemente.

Tetis, hija de Urano y de la Tierra, casada con su hermano el Océano, dio nacimiento a tres mil ninfas, llamadas las Oceánidas. Tetis generalmente se representa conduciendo una concha marina, su carroza, seguida de una comitiva de delfines, tritones y Oceánidas.

Nereidas. Nereo, hijo del Océano y de la Tierra, tuvo cincuenta hijas, las Nereidas. Se lo representa como un benévolo y pacífico hombre de edad, lleno de justicia y bondad; y a las Nereidas, como bellas muchachas que cabalgan en delfines, con sus cabellos adornados de perlas. Las Nereidas eran las ninfas del Mediterráneo, así como las Náyades eran las del agua dulce, y las Oceánidas lo eran de las aguas del mar.

Neptuno (Poseidón), hijo de Saturno y Rea, era hermano de Júpiter y Plutón. Cuando los tres hermanos se dividieron el poderío de Saturno, Júpiter tomó la tierra, Plutón las regiones inferiores y a Neptuno se le dio el mar. Neptuno corre por sobre el mar en su carroza tirada por caballos. En las estatuas aparece, el rey de las aguas, generalmente con una gran barba, llevando en sus manos el tridente, su atributo especial.

Anfitrite, esposa de Neptuno y madre de Tritón, se representa en una concha, sobre el mar, con las Nereidas, sus sirvientes.

Tritón, hijo de Neptuno y Anfitrite, era un semidiós, mitad hombre y mitad pez. Venía a ser como el heraldo o anunciador de Neptuno.

Proteo, un dios del mar, era el pastor de Neptuno, cuyos rebaños se componían de focas, leones marinos y todas las demás clases de grandes seres acuáticos. Como una recompensa por sus servicios, Proteo recibió de Neptuno el don de profetizar. El famoso pastor podía tomar diferentes formas y desaparecer cuando lo desease. El nombre de Proteo se ha usado con frecuencia para describir a quien efectúa un movimiento rápido de un lugar a otro, o la mutación instantánea de caras. El adjetivo “proteico” viene de este nombre, y significa el cambio de ideas o de formas.

Glauco, otro dios del mar, dotado de un poder especial de profecía, era el adivinador de Neptuno o el profeta de los sucesos. Sus estatuas se parecen a las de Tritón, con la diferencia de que tiene barbas blancas y largas, sus brazos son aletas y su pecho está cubierto con algas marinas.

Las Arpías eran monstruos con caras de mujeres viejas y cuerpos de buitre. Causaban el hambre por donde pasaban y despedían olor pestilente. Aunque se las espantase, volvían ineludiblemente al mismo lugar. Júpiter y Juno las utilizaban contra aquellos a quienes querían hacer algún daño.

Circe era hija del Sol. Se le atribuía “n poder tal, que era capaz, si quería, de hacer descender las estrellas del cielo. Los navegantes difícilmente escapaban a sus hechizos. La fábula de Circe, que convierte hombres en bestias, se ha hecho tan popular como la de Ulises.

Caribdis era una hija de Neptuno que, habiendo robado una parte de la manada de Hércules, fue derribada por Júpiter y transformada en un peligroso remolino, en el estrecho de Mesina.

Escila, bella ninfa, fue convertida en un monstruo por celos de Circe. Aterrada por su fealdad se lanzó al mar y se convirtió en un arrecife que ha sido llamado, desde entonces, con su nombre, y que se encuentra entre Italia y Sicilia, Escila y Caribdis fueron consideradas por los antiguos como los escollos más peligrosos para los marinos.

Las Sirenas eran tres ninfas del mar, a las cuales el Oráculo había predicho que vivirían mientras pudieran detener a los viajeros en su camino. Y esto lo hicieron durante mucho tiempo. Pero el previsor Ulises, cuando volvía de la guerra de Troya, taponó con cera los oídos de sus marinos, para que no fuesen tentados por los embaucadores cantos de las Sirenas. Las terribles ninfas murieron y fueron transformadas en islas. Todos los escritores y artistas han representado a las Sirenas como doncellas que tenían la mitad del cuerpo de pez, o con la mitad de mujer y la otra de pájaro.

Las Gorgonas fueron tres famosas hermanas llamadas Steno, Euriale y Medusa, que vivían en un lugar muy apartado del océano, en el fin de la tierra. Medusa, la reina de ellas, que ofendió a Atenea, tenía serpientes en la cabeza en lugar de cabellos, y sus ojos tenían el poder de transformar en piedra todo lo humano que mirasen. Las Gorgonas son representadas con enormes cabezas entretejidas de serpientes. La mejor cabeza de Medusa es una obra maestra de Leonardo da Vinci, existente en una de las galerías de Florencia.

Los Cíclopes eran tres monstruos gigantes, hijos de Neptuno; tuertos y tan feos, que Júpiter los arrojó a las regiones inferiores. Vulcano los adoptó como jefes de los trabajadores de su fragua. El más famoso cíclope fue Polifemo.

Los Ríos personificaron a los hijos del Océano y de Tetis. Eran en número de tres mil, y los antiguos no cruzaban nunca una corriente sin antes elevar una oración.

Las Náyades presidían los ríos y los manantiales. En los dibujos, aparecen como ninfas jóvenes, con los brazos y las piernas desnudos, coronadas con plantas acuáticas.

Alfeo, intrépido cazador, encontró a la ninfa Aretusa en los bosques y se enamoró apasionadamente de ella. Pero Aretusa imploró la ayuda de Diana, y la diosa la convirtió en un manantial y a Alfeo en un río.

Ladón era un río griego, famoso por haberse encontrado en sus bancos Siringa y Pan. La ninfa, temerosa del amor de Pan, fue transformada en juncos, que han seguido naciendo a lo largo de las orillas de los ríos desde entonces. De esos juncos Pan hizo su flauta de siete tubos.

Las Fuentes eran las hijas del Océano y Tetis, para las cuales se ofrecían grandes fiestas en Grecia. Inspiradoras de las Musas, las más conocidas fuentes eran Aganipe, Hipocrene, Castalia y Pirene. La Fuente de la Juventud ha sido famosa; Ponce de León, conquistador español, estuvo buscándola, sin encontrarla.