Ventaja de la luz fría y los tubos de luz fluorescente


Sin embargo, los hombres de ciencia no se dieron por satisfechos con la bombilla incandescente. Pese a todos sus beneficios, presenta un inconveniente fundamental: de la energía eléctrica que consume, sólo el 10 por ciento se aprovecha bajo la forma de luz; el resto se pierde en calor.

Durante mucho tiempo se trató de inventar una bombilla con luz fría. Claro está que tenía que basarse en algo completamente diferente a la bombilla incandescente: para que ésta funcione, es necesario que el filamento se caliente hasta alcanzar una temperatura muy alta, pues sólo entonces comenzará a dar luz.

Actualmente se ha obtenido la luz fría con los llamados “tubos de luz fluorescente” que se basan en la luminosidad producida por una descarga eléctrica a través de un gas. Consisten en un tubo de vidrio cerrado, lleno de gas de un tipo determinado (neón, vapores de mercurio, etc.). En los extremos del tubo van dos pequeños alambres llamados electrodos, que son los que se conectan a la fuente de electricidad.

La cara interna de los tubos se recubre con una capa de sustancias fluorescentes. Estas sustancias se caracterizan por la siguiente propiedad: cuando son iluminadas con luz ultravioleta (invisible para el ojo humano) la transforman en luz visible. Se las llama fluorescentes porque esta propiedad fue descubierta accidentalmente en un trozo de sustancia mineral llamada espato flúor.

Cuando entre los electrodos se produce una descarga eléctrica, el gas que llena el tubo emite luz y, en gran cantidad, luz ultravioleta. Ésta incide sobre la capa de sustancias fluorescentes y se transforma en luz visible. Se comprende, pues, que estos tubos produzcan luz fría.