La familia a la que pertenecen las rosas es sumamente numerosa


No vamos a tratar aquí el inmenso grupo de las plantas llamadas criptógamas; es decir: de aquellas que carecen de flores, bien que también éstas se reúnen por sus caracteres en familias; en efecto, los hongos, los musgos y las algas presentan ciertas particularidades que permiten agruparlos de la misma manera que se hace con las plantas superiores. Hablaremos, pues, sólo de las fanerógamas y. aun así, entre la enorme cantidad de éstas, veremos solamente las familias más conocidas.

La bella zarzarrosa, flor del escaramujo o rosal silvestre, cuyo nombre científico es Rosa canina, muy común en los montes, setos o vallados de ciertas regiones, luce sus flores blancas o de un rosa delicado al llegar el estío. Cada una de ellas está formada por un botoncito verde del tamaño de un guisante: su parte superior contiene cinco hojas verdes de áspera superficie, encima de las cuales se abren los anchos pétalos, blancos como la nieve o levemente matizados de rosa, también en número de cinco. Destacándose sobre los extremos internos de los pétalos, forman un grupo numeroso una especie de alfileres verdes, con la cabecita amarilla, y en el centro se descubre un diminuto racimo de pelusilla de color verdoso.

El botoncito verde se llama receptáculo, dentro del cual están las bolsitas que contienen el germen de la futura semilla llamado óvulo. Marchita ya la flor, aumenta el tamaño del receptáculo y adquiere la forma ovalada y el hermoso color rojo, que tan lindo efecto produce en otoño, resaltando sobre el follaje de los setos. Las cinco hojas verdes, de áspera superficie, son los sépalos, y su conjunto constituye el cáliz. Se llama corola a los cinco pétalos reunidos. Los alfileres do cabecita amarilla son los estambres, y los hilillos que forman la pelusilla los pistilos.

Si cogiéramos una flor de manzano y otras de ciruelo, cerezo, fresa, durazno, oxiacanto, almendra y endrino, notaríamos inmediatamente que, a pesar de algunas pequeñas diferencias, presentan igual estructura. Entre las plantas que producen esas flores existe muy poca semejanza: unas son árboles, otras arbustos y algunas hierbas insignificantes, pero teniendo las flores los mismos caracteres, están todas incluidas en la gran familia de las rosáceas.

Existen numerosas especies en esta familia, caracterizadas por su fruto o semilla. La manzana, la pera y otras rosáceas parecidas tienen varias semillas de pulida superficie, que llamamos pepitas, colocadas en cinco bolsitas coriáceas que hay en el interior de la fruta, y están rodeadas de carne firme y jugosa. La cereza, la ciruela y la endrina poseen únicamente una semilla de gran tamaño, contenida en el hueso, el cual está cubierto de dulce y jugosa pulpa. En la fresa vemos que el mismo receptáculo se convierte en pulpa y produce sus frutos y semillas en la superficie; la frambuesa envuelve, por el contrario, cada una de sus semillas en un glóbulo separado y lleno de jugo. Algunas plantas pertenecientes a la familia de las rosáceas, como la cincoenrama, la potentilla y la agrimonia, producen flores amarillas, por lo que algunas personas las creen botones de oro o ranúnculos, pero si las comparamos con ellos notaremos inmediatamente la diferencia. De este modo, estudiando las flores de las plantas más conocidas, nos formaremos idea cabal de lo que se entiende por una familia de vegetales.