Las especies pequeñas de opóssum que cazan camgrejos , y el curioso mapache


El opóssum o sarigüeya común, mide unos 50 centímetros de longitud, y su notable cola, muy cerca de 40, siendo esta última escamosa, para que pueda asirse mejor a las ramas; pero existe otro ejemplar más pequeño, que sólo mide 15 centímetros de largo, y su cola, 17. Ofrece este último dos particularidades notables. No posee una bolsa verdadera, como otras sarigüeyas y canguros, para llevar a sus pequeños. Es cierto que su piel forma un repliegue, pero éste no basta para el objeto indicado, de suerte que la hembra acondiciona a sus hijos sobre sus espaldas, agarrándose ellos a su piel con sus afiladas uñitas; y cuando la madre enrosca la cola sobre su lomo, sus hijos hacen lo mismo sobre la cola de la madre, la cual trepa con ellos a su nido. Después, en la misma disposición, marchan a través de los árboles y arbustos hasta las orillas del mar o las marismas donde se crían los cangrejos. Otro ejemplar más pequeño de opóssum, de color amarillo vivo, muy parecido a la comadreja, habita el continente americano, hallándosele hasta en territorios tan meridionales como las pampas argentinas y la Patagonia. En tierra, sus costumbres son semejantes a las de la comadreja, y persigue a los animales pequeños, pero acostumbra también a nadar y sumergirse para cazar sus presas acuáticas en las pequeñas lagunas de las pampas. Este curioso animal construye nidos redondos de hierba entretejida, que cuelga entre los juncos. Hay, además, un pequeño animal que también se alimenta de cangrejos, y es el mapache. Cuando se le coge pequeño se le puede domesticar fácilmente, siendo en este caso notable la curiosidad que despliega, revolviendo cuanto existe en la casa de su amo, para escudriñarlo todo.

En estado salvaje es muy distinto, distinguiéndose por su timidez y actividad, y viviendo constantemente ocupado en la pesca de ostras, cangrejos y demás crustáceos que encuentra en las orillas del mar. La experiencia hale enseñado a sacar del caparazón del cangrejo la carne que contiene, sin dejarse morder por sus vigorosas bocas. Tiene este animal la curiosa costumbre de lavarse las manos antes de empezar a comer, siendo digno de observar cómo finge que se las lava cuando no tiene agua cerca.