El ornitorrinco nos hace recordar la época en que los reptiles dominaban el mundo


Si se le coge en tierra, el ornitorrinco se hace una bola, lo mismo que el erizo. Duerme en esta posición, con una de sus patas delanteras cruzada sobre el pico. Aliméntase de gusanos, insectos acuáticos y otros pequeños seres que caza de noche en los ríos y charcas, en cuyas aguas se sumerge. Vive en unas madrigueras que cava él mismo en las orillas de los ríos, y allí, en un nido grosero, establece su habitación, y deposita sus huevos.

Los hombres de ciencia ven en este raro animal uno de los más misteriosos eslabones que relacionan la creación de los tiempos más remotos con la de nuestros días. Nos retrotrae a la época en que los reptiles dominaban la tierra, y creen algunos que establece un lazo de unión con los tiempos en que no existían animales verdaderamente terrestres, sino solamente anfibios, es decir, seres que viven indistinta y alternativamente en la tierra y en el agua.

El animal más parecido al ornitorrinco es su afín el equidna, australiano también y tan notable como él, pero que presenta marcadas diferencias. Su piel, en vez de hallarse cubierta de pelo, está llena de púas como las del puerco espín, las cuales eriza cuando le amenaza algún peligro. En lugar de pico, posee un largo y delgado hocico, sin dientes. Su lengua es larga y pegajosa, muy propia para cazar hormigas, de las cuales se alimenta.