La familia de las focas y su utilidad para el género humano


Las focas pertenecen a un gran grupo de animales con el cuerpo cubierto de pelos; poseen sangre caliente, y viven en el mar o en sus orillas. Los animales de este grupo se denominan pinnipedos; son carnívoros, esto es,, comedores de carne y, cuando se examinan sus dientes u otras partes internas de su cuerpo, se ve que están relacionados con los osos y los perros que vivieron en tiempos pasados.

Los pinnipedos se dividen en tres familias: la de las focas, la de los leones marinos, y la de las morsas. Estos grupos se diferencian en muchos caracteres, pero basta por ahora con que mencionemos que las patas posteriores de la foca común se extienden hacia atrás, en línea recta, y están unidas casi enteramente, en forma que no pueden servirle para otra cosa que para nadar, a modo de la cola de los peces; mientras que esas patas, en el oso marino, uno de los representantes de la segunda familia, están separadas y pueden moverse, permitiendo al animal caminar bastante de prisa cuando se halla en tierra firme. La foca, por otra parte, carece de orejas, en tanto que son visibles las del oso marino. Este último se halla en la región septentrional del Pacífico y en las cercanías del continente antártico, habiéndolos también en las costas del extremo sur de América; pero la foca común existe en todos los mares, aunque abunda más en las regiones árticas y en el Atlántico del Norte. La especie más conocida es la de pelo pardo, que vivía antiguamente en las costas de Escandinavia, de Francia y de Gran Bretaña; otra especie, parecida a ésta, la foca fraile, habita en el Mediterráneo, y aun en mares interiores, o lagos salados, como el Caspio y el Baikal, lo cual demuestra que en tiempos pasados éstos comunicaban con el océano. Estas focas se ven algunas veces en las costas de Estados Unidos de América, pero se las ha perseguido con tanta saña, que es ahora muy raro hallarlas más al sur de Terranova.

Hay otras muchas especies de focas que visitan las regiones árticas o que viven en ellas, como la foca barbuda que alcanza hasta 3 metros de longitud; constituyen el principal recurso de los naturales del Labrador, de Groenlandia y de las islas árticas, quienes de ellas sacan el alimento para personas y perros, el vestido, la calefacción y el alumbrado. Las focas, durante el verano, se internan en dirección al Norte, hasta donde se lo permiten los témpanos de hielo, recorriendo las bahías y bajos para atrapar los peces que están desovando en aquellos lugares. Ésa es la temporada en que salen a cazar los osos blancos y los esquimales; éstos persiguen a las focas, matándolas en gran número a lanzadas y a tiros, o cogiéndolas por medio de trampas; de la piel de algunos de esos animales hacen tiendas y arneses; de la de otros, ropa interior y vestidos de distinta clase; mientras que la carne y el aceite de todos ellos son almacenados, para servir de alimento en el invierno siguiente, o para arder en las lámparas de piedra que suministran el calor y la luz en las viviendas esquimales. Los fríos rigurosos del invierno obligan a la mayoría de las focas a retirarse hacia el Sur; y cuando en la primavera empieza el deshielo, y se desprenden grandes bancos o témpanos que las corrientes arrastran hacia el Sur, las focas se amontonan a millares sobre esos témpanos, que se las llevan flotando por los mares. En las mencionadas balsas de hielo suelen nacerles los pequeñuelos, saliendo luego a su encuentro multitud de barcos de pesca procedentes de Terranova. No bien tropiezan con uno de dichos bloques flotantes, desembarcan los marineros y matan a todas las focas, sean jóvenes o viejas, a tiros o a garrotazos, llevándose cargamentos enteros de cadáveres de esos animales, para convertir sus pieles en cuero y extraer de sus carnes el aceite.