La marcha de los lemings por los montes y por los valles


Esta audacia que, según dicen, demuestran las ardillas al atravesar un río, nos recuerda a otro animal, el leming, que también vive en Laponia. Es éste un roedor del tamaño de una rata, de unos quince centímetros de longitud con pelo largo y espeso, pardusco con manchas oscuras en el dorso y amarillento en el vientre. Se multiplica rápidamente en el transcurso de un año de clima suave y favorable, y, al llegar ciertas épocas, se ponen en marcha verdaderos ejércitos compuestos de innumerables lemings, entre los cuales los hay jóvenes y viejos, grandes, pequeños y medianos. Caminan en línea recta, atravesando valles y montañas, pasando a nado los ríos y los lagos; invaden poblaciones y devastan las cosechas, como todo lo que encuentran a su paso. Les siguen los osos, los lobos, los linces y las aves de rapiña, que devoran multitudes de ellos; pero no hay nada que detenga a los sobrevivientes hasta que alcanzan el término ele su viaje, que con frecuencia viene a ser el mar, en donde los primeros perecen ahogados, al ser empujados por los de atrás.

Mucha gente cree que los murciélagos son una especie de ratas o ratones, que han aprendido a volar; pero no hay en realidad ningún parentesco entre los murciélagos y las ratas o ratones. A las ratas y los ratones domésticos, no hay cosa que no les sirva de alimento. Se comen los huevos, los pajaritos, la fruta, la manteca, las legumbres y todo género de comestibles, ora estén frescos, ora podridos; se devoran entre sí; roen la carne de los animales vivos cuando éstos no pueden defenderse; se ha dado el caso de que royesen los dedos de elefantes cautivos, y hasta han intentado comerse las patas de una leona vieja.