La guerra que se declara a las ratas en todo el mundo


Ha sido, pues, necesario que la humanidad declarase la guerra al temible roedor. Pero las ratas son tan numerosas, y es tan grande su astucia, que el destruirlas ofrece serias dificultades. Son audaces y bravas, y atacan fieramente al hombre con sus agudos dientes, cuando éste las acorrala y no pueden escapar.

La rata común o gris no es oriunda de Europa ni de América, sino de Asia central. Apareció tiempo ha en los países de Occidente, siendo vista por primera vez en Europa, hará cosa de 300 años. Existía entonces allí una especie indígena, la rata de campo, de orejas más largas que la rata gris, cuyo pelo era negro, y de la cual algunos ejemplares pasaron a América, en los barcos de los primeros navegantes. Las ratas grises exterminaron a casi todas las negras, y se esparcieron por el mundo, ocultándose en las sentinas ele los buques y saltando a tierra al llegar a algún puerto. Se adaptan a uno u otro clima y viven de cualquier alimento. Todos debemos esforzarnos por desalojarlas de las casas y echar mano de los medios posibles para destruirlas, ya empleando venenos, ya ahogándolas, o asfixiándolas con fumigaciones.

Entre las ratas de campo propias de América del Sur, se destaca la rata tropical, cuyo cuerpo llega a tener hasta veinte centímetros de longitud y la cola es aun más larga; vive este roedor en Brasil y Paraguay. También hay ralas do costumbres arborícolas, como la rata colorada que tiene unos once centímetros de longitud y trece de cola y vive en Colombia, y la rata de los chirimoyos que habita en los bosques de Perú donde abundan estos árboles, en los cuales se halla con mucha frecuencia. El chozchorito o rata andina tiene costumbres rupestres; su cuerpo mide diecisiete centímetros y catorce de cola y posee pelaje largo y fino, de coloración clara mezclada con pelos negros.

El grupo de las ratas con costumbres acuáticas tiene ejemplos curiosos como la rata pescadora de Ecuador, que alcanza hasta dieciocho centímetros de largo y tiene coloración muy oscura, y la rata nutria, propia de la zona del Río de la Plata, de tamaño grande y cola larga que vive en lugares pantanosos, entre los juncos, donde fabrica un nido que suspende sobre el agua. Se alimenta de hierbas y moluscos.

Los ratones son casi tan destructores como las ratas. Las mujeres les tienen mucho miedo, no porque sean peligrosos, sino porque son sumamente ágiles y trepan por todas partes con asombrosa facilidad. Se multiplican con la misma rapidez que las ratas, y si son menos temidos que éstas, es únicamente porque no son tan grandes y no pueden comer tanto, ni causar tantos destrozos.