El arvícola y otros roedores son aprecidos al ratón


Hay otros seres, además de los ratones, que causan daño en los campos. Uno de ellos es el arvícola común que mide unos doce centímetros, incluyendo la cola, la cual tiene poco más de tres. Es grande como un ratón de tamaño regular, pero su cola es más corta, y peluda en lugar de escamosa como la de su congénere.

Aparecen algunas veces, formando inmensas comunidades que destruyen los árboles a millares, royéndoles la corteza. Se ha dado el caso de que las ovejas se murieran de hambre por haberse comido los arvícolas toda la hierba; en Alemania han quedado destruidas cosechas enteras a pesar de haberse matado 1.500.000 de esos bichos en sólo quince días.

Esta especie de roedor, al que se atribuyen en Europa las llamadas “plagas de ratones”, está representada en el norte de América por especies parecidas, aunque de forma rechoncha, nariz chata y rabo corto. Escogen para vivir los lugares algo húmedos, si bien no son realmente acuáticos, como lo es la rata de agua, que tanto abunda en Europa.

En los pantanos y en los prados húmedos pueden verse las huellas que dejan al roer la hierba y que utilizan como caminos para correr de aquí para allá. De vez en cuando, alguno de esos animales llega a dejarse ver, pero esto no sucede con frecuencia, pues son muy asustadizos y acostumbran salir sólo de noche; el día se lo pasan en madrigueras, que cavan a flor de tierra. En invierno se hacen nidos más calientes, excavando una serie de túneles por debajo de la nieve, a través de la hierba seca y de las hojas caídas.

Entonces es cuando causan los mayores estragos que se les pueden atribuir, pues no habiendo en aquella temporada insectos ni plantas verdes que puedan córner, se nutren royendo la corteza y las raíces de los árboles frutales, y ocasionan en los plantíos destrozos de consideración. La rata de agua europea es una especie que pertenece a este grupo. Tiene unos quince centímetros de longitud y siete de cola; la cabeza es gruesa y las orejas se hallan ocultas entre el pelo, que es de color negruzco por la parte dorsal del cuerpo y algo más claro por la ventral. Se distribuye por toda Europa, habita siempre cerca del agua, y construye una madriguera cuyo orificio de entrada está un poco sobre el nivel de ésta. En cámaras especiales de estas guaridas almacena, durante el buen tiempo, el alimento que va a consumir en el invierno. La carne de la rata de agua es comestible y su piel se utiliza en peletería.

Una rata muy común en ciertas regiones de América del Norte, y en especial de Canadá, es la rata almizclera, animal robusto, de unos treinta centímetros de longitud y casi otro tanto de cola, la que está comprimida lateralmente y es escamosa y con poco pelo. El cuerpo se halla cubierto de pelaje pardusco, espeso, blando y lustroso, con borra fina y corta. En la parte posterior e inferior del mismo, posee una glándula que produce un líquido aceitoso con fuerte olor a almizcle, al que debe su nombre.

Esta rata vive en las orillas de los pantanos y de los grandes lagos, donde construye un nido parecido al de los castores, con varias salidas por debajo del agua. Es una excelente nadadora, para lo cual tiene sus patas posteriores provistas de membranas natatorias. Su piel es estimada en peletería y con ella se fabrican variadas prendas de abrigo.

Uno de los más bonitos es el lirón, que es una verdadera preciosidad, de pelo pardo rojizo y cola muy corta. Duerme de día y trabaja de noche.

El lirón es un gran saltador. Sus patas están como acolchadas, de manera que no se hace daño al caer en el suelo después de haber saltado. Este animalito se nutre de avellanas y de bellotas, cuando son abundantes; pero, antes de que maduren, se come las semillas de las flores, el trigo y los huevos de los pájaros, lo que lo haría muy perjudicial si en cambio no se comiera también las orugas y otros insectos dañinos. El lirón se construye un nido, parecido al de los pájaros, entre las ramas de los avellanos, y en él acumula alimentos para comérselos en primavera, cuando despierta.