Las larvas tejen suave ropaje de seda para envolverse

Entre las hormigas, al igual que entre las abejas, las obreras alimentan a las larvas. La hormiga adulta común come insectos, carne, néctar de flores, etc. Tienen también sus tambos, sobre los cuales hablaremos más tarde. La larva, en cambio, sólo puede alimentarse con los líquidos que las obreras le suministran.

La futura hormiga llega a su tamaño mayor durante el estado de larva, que dura, para ciertas especies de hormigas, el invierno entero, y para otras, solamente de seis semanas a dos meses, al cabo de los cuales se transforman en ninfas. Algunas especies se tejen ellas mismas un capullito de seda; otras permanecen desnudas. Estas últimas son las que se venden como «huevos» de hormigas, para alimentar pájaros.

La ninfa no toma alimento alguno; mientras se le forman las extremidades, ayuna; pero las obreras la cuidan atentamente, y para que disponga siempre del grado de humedad y calor necesarios, la trasladan de una galería a otra, la ponen al sol de día y en la cama de noche.