Las abejas son un importante factior de progreso


Cuando observamos la tarea que la abeja desarrolla sobre las flores, y cuando esta observación va seguida de ensayos y experiencias rigurosas, no nos extrañan las palabras pronunciadas por el secretario de Agricultura de los Estados Unidos de América: “La clave para el bienestar del país está en su apicultura”. Con ello indicaba que la labor de las abejas, al polinizar las flores de las plantas frutales, industriales y forrajeras, era primordial para lograr mayores rendimientos en cantidad y calidad de frutas, granos y semillas. Estos aumentos llegan, en algunos cultivos, hasta a centuplicar sus rendimientos con iguales superficies plantadas.

En este aspecto la abeja asumió, desde la más remota antigüedad, el papel de rectora de los destinos vegetales. En efecto, la polinización, al llevar el polen de una flor para fecundar a otra, ha favorecido siempre la selección de aquellas plantas que producían flores más atractivas, más ricas en néctar o más generosas en polen, pues néctar y polen son el alimento básico de la abeja, y ésta debe recolectarlos en cantidades apreciables. Las abejas de una sola colonia normal recolectan, en una temporada, más de 70 kg de polen y más de 600 kg de néctar, lo que, concentrado y elaborado, representa unos 100 kg de miel y 3 ó 4 kg de cera, y millares de abejas que se criaron, fueron mantenidas y sucumbieron en este ciclo de un año.

El valor de la abeja en su tarea de polinizar estriba en la disposición de sus pelos y elementos de transporte y almacenamiento de los granos germinales, y sobre todo en el hecho de que mientras está visitando flores de una especie nunca cambia éstas por las de otra durante un mismo vuelo. En un día de labor, una sola abeja puede visitar entre 500 y 800 flores, lo que hace, para una colonia normal, 5.000.000 de flores, cantidad que equivale a dos hectáreas de monte frutal en pleno apogeo de floración. La recolección y transporte de este botín en las celdillas especiales de las patas traseras de la abeja es tarea de largas e interesantes observaciones. Bástenos recordar que lleva, a través de distancias de más de 3 km, de 30.000 a 40.000 granitos de polen en forma de pelotas coloreadas que representan más o menos, un quinto del peso de su cuerpo.

Los apicultores especializados cosechan hoy este polen, riquísima fuente de complejos vitamínicos, elementos oleaginosos y otras sustancias fundamentales para la normal evolución de la colonia, mediante ingeniosos dispositivos que colocan a la entrada de la colmena; las abejas, al pasar, pierden parte de su carga. Lo así recolectado se guarda convenientemente y es enviado luego a laboratorios y centros de investigación con el fin de extraer productos valiosísimos y de mucho interés para la dietética moderna.