La sustancia que mantiene unidas a todas las abejas de una colmena


La abeja que llega del campo posee sus propios medios de orientación y difícilmente se equivocará en la localización de su morada. Según una teoría que sostiene la mayoría de los apicultores aun en nuestros días, cada colonia posee un olor o aroma que la caracteriza. La realidad es, sin embargo, mucho más precisa y convincente. Veámoslo.

C. Butler ha descubierto la sustancia real y la ha descrito como un fluido electromagnético y perfumado, segregado por todo el cuerpo de la reina. Esta sustancia real es ávidamente lamida por las abejas que forman el séquito real y traspasada luego, de lengua en lengua, a todas las obreras y zánganos de la colonia. Esta operación explica la forma inequívoca con que saben identificarse los miembros de una misma colmena; pero a ella se debe también la cohesión y unidad de la misma y la lealtad de todos los individuos a su familia.

La sustancia o fluido real es actualmente objeto de intensas y complicadas investigaciones. Se sabe que es soluble en agua, que posee cierta acción sobre el desarrollo ovárico de reinas vírgenes y obreras ponedoras, y que al faltar este fluido, por muerte de la reina, ciertas obreras alimentadas con jalea real desarrollan sus ovarios y pueden poner huevos.

Pero el verdadero papel de esta sustancia de la reina es de carácter netamente sexual: inhibe en las obreras el instinto sexual y evita o detiene totalmente el desarrollo de los ovarios. A la recepción, pues, de este influjo negativo proveniente del cuerpo de la reina se debe el que las obreras, hembras imperfectas, encuentren placentera su vida. La acción inhibidora de esta sustancia la demostraron Butler y Carlisle haciéndola actuar sobre determinados crustáceos (Leander serratus), y recíprocamente una hormona antiovárica, extraída de ciertas glándulas de estos crustáceos, demostró poseer igual acción inhibidora sobre las abejas.

Esta sustancia o fluido real, que desempeña en la vida de la colmena las funciones que hemos explicado, debe ser diferente para cada reina y para cada familia. ¿Cómo se logra esto? Si tenemos en cuenta que es una sustancia electromagnética, concebimos fácilmente las múltiples posibilidades de diferenciación que existen, ya que las longitudes de onda a que pueden moverse le: electrones son innumerables.

Largo es el camino que aún le queda por recorrer a la ciencia en el estudio de esta sustancia o fluido real y en el de otros aspectos no menos interesantes de la vida de las abejas. El conocimiento del mundo de estos insectos no se agota con lo que hemos dicho; sólo hemos narrado algunos aspectos, menos conocidos, de sus particulares hábitos, por cuanto otros, referentes a su vida, crianza y costumbres, llenan miles de volúmenes en las bibliotecas de difusión y en las especializadas.