El avestruz, que no vuela pero puede correr tan rápido como un tren


Al pensar en ello, debemos recordar que las alas de todas las aves, grandes o pequeñas, voladoras o no voladoras, no son otra cosa que miembros anteriores transformados. Estos animales tienen brazos, muñecas, manos y dedos. Sólo que han mudado de forma y se han cubierto de plumas, convirtiéndose en el admirable instrumento que sirve a los voladores para elevarse hasta las nubes.

La más conocida de las aves no voladoras de nuestra época es el avestruz, por ser la mayor y estar cubierta de las mejores plumas. Difiere de las demás aves de gran tamaño en que tiene sólo dos dedos en sus patas, mientras que aquéllas tienen tres, y aun algunas de ellas, cuatro. Su patria está en África y en Arabia, pero en otro tiempo llegaba hasta la India, y se ha hallado un huevo perteneciente a su especie en la Rusia meridional. La talla del avestruz alcanza más de dos metros, y su cuello es largo, pelado y flexible. En estado salvaje huye del hombre y busca preferentemente compañía en la jirafa, la cebra y la gacela. Al perder fuerza sus alas que presentan dos uñas bastante fuertes, la han ganado sus patas, cuyo grosor es considerable. Cuando empieza a correr, alcanza la velocidad de algunos trenes, es decir. hasta cerca de cien kilómetros por hora. Por supuesto, no puede sostener esta marcha durante mucho tiempo, pero aun cuando haya perdido la fuerza de su primer impulso, puede dejar atrás al mejor caballo, a no ser que vaya montado por un hombre que conozca el modo de cazarlo.