Un carnero que necesita un vehículo para que le lleve la cola


El más estrambótico de todos los carneros del mundo es el llamado de la cola gruesa, la cual pesa tanto como un niño pequeño. Hay ejemplares cuya cola pesa 25 ó 30 kilos.

Estos carneros viven en Asia, en Berbería y en el Cabo de Buena Esperanza, y sus dueños asignan tal valor a las colas de los mismos, que no permiten que los carneros corran el riesgo de manchárselas. Para evitarlo, construyen pequeños trineos, y hasta cochecitos con ruedas, y se los amarran a los carneros debajo de la cola, a fin de que descanse ésta sobre ellos y no se la estropeen al andar. La carne de estas colas está llena de gordura y suele ser muy estimada en los expresados países.

Los carneros existentes en Inglaterra son muchos y de muy diversas especies; sin embargo, los más importantes son los de cara negra, que habitan en las montañas. A pesar de ser muy sobrio en su alimentación, pues sólo come la pésima hierba que crece sobre las escabrosas montañas, posee una lana tan buena como su carne.

Los carneros criados en las montañas tienen gran habilidad para trepar por los más inaccesibles riscos.

Las personas que se aventuran a caminar entre los montes donde ellos pacen, deben tomar precauciones, pues, con frecuencia, remueven al brincar piedras de considerable tamaño, que pueden originar en su caída irreparables catástrofes. En cierta ocasión., unos alpinistas que trepaban por una montaña sintieron una verdadera lluvia de piedras que rodaban por una ladera, al par que un extraño ruido, como de arrastrar pies, y cuando subieron más alto vieron que los causantes de aquello eran unos lindos corderitos que jugaban entre las grandes rocas. A pesar de abundar en aquellos parajes la hierba, sólo pensaban en brincar de roca en roca, y en jugar como chiquillos en horas de recreo.