Los peces de cuatro ojos, y los peces ciegos que viven en las cavernas


Nos quedan por describir algunos peces de los más notables por sus hábitos y su estructura. Uno de ellos es el famoso pez de ojos dobles, de América tropical. Tiene unos ojos muy particulares, cada uno de los cuales se compone en realidad de dos partes: la de arriba tiene forma de lente, y se llama lenticular, mientras la de abajo es ovalada. El motivo de esta conformación extraña es que el pez suele nadar muy junto a la superficie, asomando fuera del agua la parte alta de cada ojo, mientras la otra queda sumergida. De este modo puede ver a un mismo tiempo lo que ocurre en el aire y lo que ocurre en el agua.

Mientras esos peces poseen aparentemente dos pares de ojos, hay otros que carecen de ellos. Sabemos que hay peces ciegos en las grandes profundidades del océano, puesto que al fondo de aquellos abismos no llega nunca la luz del sol; los seres que viven en ellos no suelen tener ojos, o si los tienen son de tamaño enorme, para aprovechar la débil claridad de su propia fosforescencia o de la de otros animales. Pero parece natural que todos los peces que viven en las aguas dulces tuvieran ojos. Sin embargo, los famosos peces de las grandes cuevas americanas están desprovistos de tales órganos. Y es que tampoco penetra la luz en aquellas aguas profundas y tranquilas; hay allí como mares subterráneos, en los cuales viven esos peces ciegos, tan ciegos como las rocas entre las cuales se mueven.

En cambio, tienen muy desarrollados el oído y el tacto. El ruido más leve es suficiente para revelarles la presencia del pescador; pero si éste permanece absolutamente quieto, le será fácil coger con la mano o con la red a uno de esos peces, cuando acercan a la superficie su cuerpo descolorido. Si encuentran el alimento, es gracias a su finísimo sentido del tacto, que reside principalmente en una serie de nervios situados a un lado y otro de la cabeza.