Algunos peces que salen del agua y se arrastran por la tierra


Las percas, que tanto abundan en los ríos, se distinguen por las fortísimas espinas de que están armadas las alelas de su dorso y por el número crecido de huevos que ponen. Una perca pequeña, cuyo peso no pasa de doscientos gramos, puede llegar a poner más de 250.000 huevos. La perca común es de tono dorado y presenta franjas transversales de color oscuro. Pero la más rara de todas es la perca trepadora. Este ser maravilloso es oriundo de la India y de Ceilán, países en donde con frecuencia se secan los arroyos y las charcas. Esperan siempre el último momento antes de trasladarse a otra parte, pudiendo verse cómo quedan sumidas en el fango al paso que va bajando el agua.

Por último, no les es posible demorar ya más la emigración. Trepan, pues, por las márgenes y se encaminan hacia algún lugar en donde un instinto misterioso les advierte que hallarán el agua necesaria. Sus aletas pelvianas y sus opérculos provistos de recias espinas, junto con su fortísimo espinazo les permiten arrastrarse por el suelo; y mientras dura ese viaje, respiran aire atmosférico. Para que no se mueran, como les sucedería a la mayoría de los demás peces, tienen las branquias conformadas de una manera especial que les permite almacenar en ellas el aire de la atmósfera, en vez de tomar el oxígeno del agua.