Lindos pajarillos que pertenecen a la familia de los paros


Pasaremos ahora a tratar de una familia muy simpática de pájaros, la de los paros, conocidos vulgarmente con el nombre de carboneritos y herrerillos. Son avecillas muy vivarachas, que rebosan de alegría, actividad y buen humor. Abundan mucho en Europa y en otras partes del mundo. Una de las especies más comunes e interesantes es el paro conocido con el nombre de carbonerito; hay también el paro moñudo o herrerillo capuchino, y otras muchas especies, diseminadas por todo el mundo.

Refiriéndose a esos pajarillos, cuyo alegre canto remeda el sonido de la palabra chi-ca-dí, ha dicho cierto escritor que con sus múltiples movimientos, su viveza y su gracia, son como un rayo de sol que consuela de la tristeza que nos inspira el invierno, y animan con su presencia los árboles deshojados y el follaje verde oscuro de las plantas perennes.

Hay paros que fabrican unos nidos sumamente delicados, y otros, como el pájaro moscón o de bolsa, que los construyen en forma del mencionado utensilio y colgantes de las ramas de los árboles. Los de América suelen ir en busca de un agujero abandonado por el picamaderos en el tronco de algún manzano, y después de tapizarlo con hierbecillas que conservan el calor, ponen en él una media docena de huevos manchados, de los cuales, a su debido tiempo, saldrán unos pequeñuelos de aspecto bastante raro. Los paros, en la primavera, suelen comerse algún brote, y en el otoño tal o cual fruto maduro; pero no hay en ello gran daño, pues los brotes o frutas que se comen encierran seguramente insectos; de lo contrario no los apetecerían. Estos pájaros persiguen encarnizadamente a todas las orugas. Se observó una vez a una pareja que por espacio de un día estuvo llevando orugas a su nido, a razón de treinta por hora. Con tener unos cuantos herrerillos en el jardín se está seguro de poner coto a los destrozos que causan las orugas.

El carbonerito común tiene la cabeza y el cuello de color negro azulado brillante, con los carrillos blancos, la parte superior del cuerpo gris azulada y la inferior amarilla con una franja negra a todo lo largo.

El herrerillo común es menor que el anterior, tiene cabeza azul en la parte superior, blanco el resto, con una ancha franja negra en el cuello y alrededor del ojo; la parte superior del cuerpo es verdosa, y las alas y cola presentan un vivo y hermoso tono azul de cobalto. El herrerillo capuchino se caracteriza por su conspicua cresta negra y blanca.

El mito o chamaron o paro de cola larga tiene la cabeza coronada de blanco con estrías negras, y el dorso de un fino color negro; la larga cola es de igual color, pero con bordes blancos, y las partes inferiores presentan un bonito tono rosado. Construye su nido de un modo maravilloso, con finísimas plumas, telarañas y capullos de oruga, y por fuera lo cubre de musgo y liquen, cuyo color se confunde con el del tronco del árbol, lo que hace casi imposible que pueda ser descubierto.