¿Por qué no nos aplasta el aire que pesa sobre nosotros?


Dos respuestas distintas pueden darse a esta pregunta. En primer lugar, hay muchas cosas que poseen la fuerza necesaria para resistir una presión de 1.033 gramos por centímetro cuadrado, que es la presión atmosférica, sin ser aplastados. Un trozo de acero, por ejemplo, puede ser sometido a una presión muchísimo mayor. Sin embargo, es lo cierto que muchísimas cosas, y entre ellas nuestros cuerpos, no podrían resistir tal presión si no fuese porque la soportamos en todas direcciones. De no ser así, nuestros cuerpos quedarían, si no aplastados del todo, al menos extraordinariamente deformados.

Pero el aire es un gas o, mejor dicho, una mezcla de gases -que para el caso es idéntico-, y una de las propiedades de los gases es que las presiones que ejercen son iguales en todas direcciones. De allí es que a tiempo que la cabeza es oprimida hacia abajo, la presión es ejercida en todo sentido, aun de adentro hacia afuera: por eso no somos aplastados.