¿Cómo prenden a los ladrones por las marcas de sus dedos?


Muchos de nuestros lectores habrán oído decir que los ladrones de nuestros días usan guantes, a fin de no dejar las impresiones de sus dedos en los marcos de las ventanas o en otro sitio cualquiera. Lo cierto es que todos los hombres y mujeres difieren unos de otros en pequeños pormenores; y el que más los diferencia de todos es la disposición de las diminutas estrías de los dedos. Aún no se ha dado el caso de que dos personas dejen la misma impresión digital sobre un objeto cualquiera. Esas estrías no pueden cambiar nunca, porque están formadas por los innumerables orificios de los pequeños canales que conducen el sudor desde las glándulas que lo producen, las cuales se hallan bastante profundas, hasta la superficie de la piel. Sin duda hay modo de destruir las líneas que presenta la piel de nuestros dedos; pero no de reemplazarlas por otras que formen un dibujo diferente.

Así pues, de todos los medios ideados para identificar a las personas, éste es el más exacto, al par que el más sencillo y barato. Si la huella que deja el pulgar de un hombre coincide con las halladas en el lugar donde fue cometido un robo, la prueba que de ahí resulta contra él será aplastante. Un criminal fichado por la policía puede, mudando de traje y desfigurándose el rostro, parecer otra persona enteramente distinta, hasta el punto de no ofrecer la más remota semejanza con su propia fotografía; pero la marca de sus dedos lo delatará inmediatamente.