¿De dónde procede el polvo?


El polvo es materia que ha sido desgastada o molida en fragmentos pequeñísimos y sueltos, como la arena del desierto; si existe mucha agua en los contornos, apodérase del polvo y lo convierte en lodo; y después, cuando éste se seca, se torna en polvo nuevamente. En nuestro satélite, la Luna, no puede formarse polvo nuevo porque allí no existe, ahora, desgaste alguno. Las fuerzas que en la Tierra forman el polvo, son, en especial, el viento y el agua, ayudadas tal vez por el poder de la luz. Claro es que no todos los cuerpos se dejan desmenuzar con igual facilidad por el agua y el viento; y por eso existe menos polvo en unos lugares que en otros, aunque todos se hallen expuestos igualmente a la acción erosiva del viento y de la lluvia.

En los lugares en que existe mucho tránsito, los pies de las personas y de los animales, y las ruedas de los diferentes vehículos, trituran y desgastan constantemente el piso, produciendo gran cantidad de polvo. Ésta es una razón por la cual existe tanto polvo en las ciudades cuando el tiempo es seco. El riego asienta el polvo, porque el agua es pesada, y, cuando las partículas de aquél se mojan en ella, el aire no puede arrastrarlo. Pero el polvo más peligroso es el que proviene de los esputos, pues constituye una de las vías principales de propagación de terribles dolencias. Por eso se ha llegado a la promulgación de leyes u ordenanzas que tienden a evitar la diseminación de un polvo tan malsano, mediante la prohibición en casi todas las ciudades de escupir en los trenes y tranvías y en otros lugares públicos.