¿Qué es de la energía que se desarrolla durante un partido de fútbol?


Esta pregunta ha sido sabiamente formulada por alguien que sabe que toda energía debe transformarse en algo, puesto que no puede perderse jamás. Debemos observar ante todo dónde reside la energía después que impulsamos la pelota con el pie. La energía reside en el movimiento de la pelota, y, como aquélla no puede ser destruida, debemos esperar que se cumpla la primera ley del movimiento o de la inercia, que dice que la pelota deberá seguir moviéndose eternamente en la misma dirección y con igual velocidad.

Por consiguiente, deberemos tratar de averiguar qué es lo que hace que la pelota se detenga, y entonces podremos descubrir qué se ha hecho de la energía que le comunicamos al golpearla con el pie. La pelota es detenida por la resistencia del aire y por el rozamiento que se produce cuando rueda por el suelo. Esto quiere decir que la energía se ha transformado en movimiento y elevación de temperatura de las partículas de aire que pone en conmoción y también en movimiento y elevación de temperatura del suelo. Claro es que esta elevación de temperatura que el suelo experimenta es muy pequeña, como lo es la que siente nuestra mano cuando nos la pasamos por la ropa. De este modo, la pelota va gastando gradualmente toda su energía, y acaba por dejar de moverse.