Epitafio


Aquí reposa, y la cansada frente
Reclina de la tierra sobre el seno,
Un mancebo ignorado de la gente,
A la Fortuna y a la Fama ajeno.

Su pobre cuna y de su infancia el llanto
La ciencia no miró ceñuda y fría,
Y sobre él al nacer tendió su manto
La santa y celestial melancolía;

Fue su alma noble y pura; fue sincero
Su corazón, y su piedad inmensa,
Y el cielo favorable y lisonjero
Le concedió abundante recompensa.

De una sentida lágrima el consuelo,
Y era cuanto tenía, dio al mendigo;
Y mereció de la piedad del cielo,
Y era cuanto anhelaba, un buen amigo.

No su virtud y méritos explores
Escudriñando con afán curioso,
Ni pretendas sus frágiles errores
Sacar de este recinto pavoroso;

Los ha pesado en su imperial balanza
De la Justicia el inflexible brazo,
Y reposan con trémula esperanza
De su padre y su Dios en el regazo.


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