El malhadado Tiberio y su joven sobrino germánico


Algunos cortesanos, valiéndose de la astucia y el servilismo, ganaron la confianza de Tiberio, especialmente Seyano, a quien el emperador colmó de favores y nombró capitán de la guardia imperial. Acusado de conspiración, Seyano cayó en desgracia y fue condenado a muerte; a tan alto precio pagó los favores que había recibido. Desde entonces desconfió Tiberio de todos en absoluto: multiplicáronse las víctimas de sus temores y finalmente murió, probablemente de enfermedad, o quizá, como muchos piensan, a manos de los que lo asistían, quienes lo ahogaron con sus propias almohadas.

Tiberio adoptó como hijo a su sobrino llamado Germánico, nombre con que lo coronó la fama conquistada en las guerras contra los bárbaros germanos. Germánico murió muy joven, y no falta quien afirme que fue envenenado por instigación del mismo emperador, quien temía a toda persona que, como Germánico, era favorita del pueblo y, de un modo especial, de los soldados.