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Descubrimiento de Kepler y aparición de Galileo en Italia

El astrónomo danés enseñó a Kepler todo lo que había aprendido en sus largos años de estudio, y a su muerte le legó sus papeles, sus instrumentos y todo cuanto respecto a la astronomía tenía entre manos o había ejecutado. Kepler sucedió a su maestro en el cargo que éste ocupaba, y desde entonces trabajó más que nunca para dar solución satisfactoria al problema que tanto le había intrigado.

Descubrió las leyes que nos permiten determinar el lugar que ocupa cada planeta en su órbita, es decir, su trayecto circular en el firmamento; y esto no sólo en el momento actual, sino también en épocas pasadas. Las leyes de Kepler fueron el fundamento de la nueva astronomía, estudiada científicamente.

Hasta entonces los grandes descubrimientos astronómicos se habían realizado sirviéndose de la simple vista. Un astrónomo italiano fue el primero que dirigió hacia el firmamento un instrumento óptico, pero, según veremos, no fue ésta únicamente la causa de su merecida celebridad. Llamábase Galileo Galilei; nació en Pisa, Italia, en febrero de 1564, y murió en Arcetri, junto a Florencia, en 1642. Sus antepasados habían sido personajes distinguidos, pero tanto su padre como su madre eran pobres, a pesar de lo cual pusieron todo su empeño para que, cualesquiera fueren las privaciones que hubiera de costarles, llegara su hijo a cursar la carrera de médico. En cuanto a las matemáticas, en manera alguna querían que las estudiase, por temor a que ellas lo desviasen de la profesión que a todo trance deseaban darle. Por su parte, Galileo manifestó desde niño gran habilidad para la mecánica, el modelado y la música, y pintaba con tal arte y maestría, que de haber sido el arte su vocación habría llegado a ser, seguramente, pintor famoso y gran artista. Empeñóse en serlo, pero cuando, al entrar en la Universidad de Pisa, vio que todo buen artista necesitaba saber geometría, dedicóse con ahínco al estudio de esta ciencia, lo que fue causa de que se abrieran ante él nuevos horizontes.