Los fenicios, primeros navegantes y comerciantes


Este pueblo, que se había instalado en la costa de Siria, en una estrecha faja de tierra, practicó el cultivo de la vid, el nogal, la higuera, el olivo y algunos cereales, y fundó ciudades en las costas del Mediterráneo. Desde allí iniciaron los fenicios sus expediciones por mar, y puede decirse que ellos fueron los primeros navegantes marítimos. Comenzaron por establecer comunicación con las ciudades vecinas y luego fundaron colonias comerciales o “factorías” en Chipre, Rodas, Creta, sur de Grecia, de Italia y de Francia, en Sicilia, Baleares, España y la costa norte de África.

Si tomamos un mapa y trazamos, partiendo de Fenicia, una línea que una los puntos mencionados, veremos que las naves fenicias habían recorrido el mar Mediterráneo, pero también notaremos que ellos navegaron sin separarse demasiado de las costas, ya que los instrumentos de orientación marítima, como la brújula, por ejemplo, les eran todavía desconocidos. Los fenicios realizaron, pues, la llamada navegación de cabotaje, es decir, entre un puerto y otro sin perder de vista la costa; a ellos se debe, empero, y a su espíritu comercial, una de las primeras formas de contacto entre los pueblos.

A veces, los hombres fueron llevados fuera de su territorio por el deseo de conquistar otras regiones; un buen ejemplo de ello lo constituyen los romanos, quienes conquistaron, primero, la península itálica, y luego, toda la costa del mar Mediterráneo, de manera que pudieron llamarlo “Mare nostrum”, es decir: mar nuestro, pues, en verdad, todas sus costas, bahías y puertos constituían parte de su poderosísimo imperio.

Pero ocurrió que hacia el siglo v a. de J. C, pueblos nómadas que buscaban regiones fértiles donde instalarse, invadieron el Imperio Romano, por el Norte y por el Este, dividiéndolo en diversas secciones. Cada grupo de pueblos invasores se instaló en una determinada región y, unidos por la misma lengua, creencias y costumbres, dieron origen, en forma más o menos definitiva, a las actuales naciones de Europa. En el momento en que se produjeron estas invasiones los romanos habían extendido su dominación sobre una gran, parte de Europa occidental, llegando hasta el sur de Inglaterra; por otra parte, habían unido a Roma con Oriente, conquistando a Persia.

Cuando los pueblos bárbaros cruzaron las fronteras del Imperio Romano y se instalaron en él, el espíritu de conquista desapareció y cada grupo se convirtió en un núcleo cerrado y. aunque progresaron mucho en algunas ciencias como la política y la filosofía, no se preocuparon por ampliar su horizonte geográfico, es decir, por conocer qué había más allá de los límites de la región que habitaban. De esta manera, los conocimientos geográficos quedaron limitados durante diez siglos al mar Mediterráneo y a los territorios que lo circundan. Ello, no obstante, no hizo perder al hombre su innata curiosidad, que dio origen a una brillante pléyade de marinos y viajeros, entre los que descuellan, por sus conocimientos y osadía, los venecianos, los genoveses, los portugueses y los españoles, a cuya actividad se debieron los grandes descubrimientos geográficos de fines del siglo xv y principios del xvi. En las historias de los descubridores y exploradores' veremos cómo estos valientes recorrieron el mundo, cruzando territorios desconocidos y salvajes, y vastos mares en los cuales carecían de toda guía segura.