Los filósofos occidentales de épocas más recientes


A medida que avanzamos en la historia, son más numerosos los pensadores que no podemos olvidar por la forma en que influencian nuestro pensamiento. No podemos nombrarlos individualmente, pero tenemos que decir algo de los caminos por los que se aventura su filosofía.

Los nombres de Descartes (1596-1650), Spinoza (1632-1677) y Leibnitz (1646-1716) quedarán permanentemente ligados a lo que llamamos el racionalismo moderno. De ellos nace esa confianza, desmedida y prometeica, en la razón humana, a la que se erige en la norma y medida del ser: lo que no cabe en el marco del pensamiento, claro y distinto, es el no-ser, simplemente-no puede existir. El pensamiento occidental debe, a filósofos como ellos, su gusto por la claridad y por la lógica, pero suyo es también ese orgullo de la inteligencia, volcada sin medida y sin respeto hacia el dominio de una naturaleza a la que se le ha negado todo pudor y misterio.

El sensualismo de Locke (1632-1704), Berkeley (1685-1753) y Hume (1711-1776) es la forma que reviste el racionalismo, cuando lo piensa una mente inglesa; como el pragmatismo de James (1842-1910) será su traducción norteamericana. El afán de una razón segura, propio del racionalismo, desciende en ellos al interés de lo inmediatamente experimentable y útil, encaminando a la especulación filosófica hacia una valorización, quizás excesiva, de lo verificable y analizable de una manera externa y objetiva.

Hegel (1770-1831) aporta al pensamiento occidental la historia como elemento constitutivo y original de una visión del Universo: a partir de él, no se podrá eludir la consideración de esta faceta, y sus análisis del devenir, a través de las leyes de la tesis que pone al ser en la existencia, de la antitesis que lo niega y de la síntesis en la que se resuelve la oposición de los términos, se harán clásicos del pensar filosófico, aunque se los despoje de los moldes idealistas-racionalistas con que Hegel los vistió.

Las épocas de transición tendrán también sus representantes en los filósofos de la crisis, como Shopenhauer (1788-1860), Nietzsche (1844-1900). Bergson (1859-1941) será el filósofo del tiempo, al considerar al ser como duración, y a la duración como evolución creadora.