Una botellita, desde mucho tiempo olvidada, que llegó a ser histórica: el cloroformo


Durante este tiempo realizó operaciones con éter, mas aún andaba en busca de lo que consideraba la sustancia ideal para producir el sueño.

Por último, una vez ensayadas todas las drogas que le habían enviado muchos químicos, sin conseguir un resultado completamente satisfactorio, Simpson se acordó de una botellita de líquido que un químico escocés, residente en Liverpool, le había remitido. Parecióle que no era aquello de ningún modo la cosa que podía ayudarle en sus ensayos y la había guardado y olvidado en su laboratorio. Pero a altas horas de una noche de

noviembre de 1847, Simpson la buscó y dio con ella, e inmediatamente vertió un poco de su contenido en un vaso e inhaló su fuerte olor.

Pronto le sobrevino un sueño profundo y pesado. Cuánto duró, no lo sabemos, pero Simpson volvió en sí, y dijo: "Esto es mucho más fuerte y mejor que el éter".

¡Suponed que hubiera sido demasiado fuerte .'¡Suponed que el sueño no hubiera tenido un despertar! Comprendemos el cloroformo ahora, sus maravillosas propiedades, su piadoso poder de dejarnos inconscientes. Mas entonces todo era misterio y duda.