Enrique Hertz descubre las ondas electromagnéticas


Hertz, joven físico alemán, emprendió la tarea de hacer entrar en vibración eléctrica el éter hipotético de Maxwell, para lo cual ideó el siguiente experimento: construyó dos esferitas metálicas, una en contacto con el suelo (potencial eléctrico cero), y la otra a un alto nivel eléctrico, en contacto con un generador de elevada tensión eléctrica. Puesto en actividad el generador, la descarga salta entre ambas esferas; si se aumenta el nivel eléctrico de la esferita cargada de fluido, llegará un momento en que la capa de aire que las separa cederá a la presión eléctrica, rompiéndose, y, por efecto de la diferencia de nivel eléctrico entre ambas esferitas, se producirá una descarga eléctrica. El equilibrio mecánico no se restablecerá hasta después de cierto número de oscilaciones, tanto más numerosas cuanto más pequeñas sean las esferitas y cuanto menor sea la distancia que las separa. La chispa o descarga eléctrica producida en las condiciones citadas provoca un sacudimiento ondulatorio en el medio en que se ha verificado, o sea en el éter, y da origen a un tren o comente de ondas amortiguadas. Esta sacudida o perturbación es esférica y se propaga en todas direcciones a través del espacio; la potencia de la onda producida depende de la corriente empleada. La investigación subsiguiente debía revelar sus efectos, ver si el espacio era modificado por esas oscilaciones y comprobar la existencia de las ondas. Para ello Hertz se valió de un aparato sencillo que denominó resonador, con el cual previo la posibilidad de provocar oscilaciones en otro circuito eléctrico de la misma frecuencia de vibración, es decir, produciendo ondas eléctricas a distancia, que se podían captar con un aparato adecuado. Fue ésta la primera tentativa de radiocomunicación a distancia por medio de ondas electromagnéticas. Hertz dio así la victoria definitiva a la teoría de Faraday-Maxwell sobre la propagación periódica. Y la teoría de la luz electromagnética reemplazó a la de la luz mecánica-elástica. Según esto, las ondas luminosas son ondas electromagnéticas muy cortas, y los dominios de los fenómenos ópticos y electromagnéticos no están separados, como se creía, sino en íntima relación.