Sor Juana Inés de la Cruz y otros poetas mexicanos


Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa, poetisa a la que también se llamó el Fénix de México, fue una escritora extraordinaria y una de las mujeres que más han honrado el Parnaso español- Cultivó con buen éxito todos los géneros de poesía heroica, y sobresalió en los sonetos y sextillas. Su instrucción era sólida y bueno su gusto, a pesar de que cayó a veces en el culteranismo.

Antes de ingresar en la orden religiosa, Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, que naciera en 1651, había aprendido latín, retórica y filosofía. Uniendo a su talento precoz un carácter amabilísimo y una hermosura extremada, no es cosa extraña que pretendiesen su mano muchos jóvenes de las familias más ilustres de México. Uno de éstos supo conquistar su corazón, pero la muerte lo sorprendió antes que se celebrara el matrimonio, por lo cual Juana distribuyó entre los pobres su patrimonio para profesar en la Orden de San Jerónimo. Su producción se divide así: escritos en prosa, composiciones en verso, comedias, autos sacramentales, loas y sainetes. El mártir del Sacramento, San Hermenegildo y El cerco de Joseph son sus dramas, y Amor es más laberinto y Los empeños de una casa, sus comedias más difundidas. Tuvo por modelo a Calderón de la Barca, y su obra poética comprende: sonetos, romances, silvas, redondillas, liras, bailes y tonadas. De sus redondillas es probablemente la más famosa aquella que comienza así:

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis,”

México fue en el siglo xix cuna de tres poetas de verdadero relieve: Gutiérrez Nájera, precursor del modernismo; Amado Nervo, orientado hacia una concepción mística de la poesía, y Luis G. Urbina, que actuó en las corrientes  modernistas.