Juan Montalvo y los capítulos que se le olvidaron a Cervantes


Ecuador, en cuyo suelo Eugenio de Santa Cruz y Espejo publicara su primer periódico: Primicias de la cultura de Quito; José Joaquín de Olmedo, poeta y patriota, diera a conocer su famoso Canto a Junín, y Juan León Mera, autor del himno nacional, su novela Cumandá, fue la cuna de Juan Montalvo, el polemista de la pluma de acero. Fue uno de los prosistas más ilustres de Sudamérica y vio la luz en 1833. Cuando estuvo desterrado en Ipiales escribió su obra más famosa: Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes, publicados después de su muerte. Refugiado político en Panamá, perseguido por Urbina, dio a conocer sus violentas Catilinarias, Después, en París, editó El espectador y Los siete tratados. Pasó gran parte de su vida combatiendo al presidente García Moreno, y dijo cuando éste cayó: “Lo maté con mi pluma”. Su crónica sobre el terremoto de Imbabura le valió una felicitación de Víctor Hugo. Transcribimos a continuación un fragmento de Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes:

“Una columna de humo que salía de un arbolado los guió a la mansión campestre que daba esa señal doméstica tan grata para rendidos caminantes. Apeóse don Quijote y como a nadie viese, dijo a Sancho: -Mira si descubres por ahí algún ser viviente con quien podamos averiguarnos. El humo es claro indicio de la presencia humana, y el fuego el más fiel y consolador amigo del hombre”.