Los fundadores del teatro en España: Lope de Vega y Calderón


A dos años de diferencia con Shakespeare, en 1562, nace en España Lope de Vega y Carpió. Él hizo de la comedia un género eminentemente español, pues recogió todos los tipos de teatro creados en España durante el siglo anterior -a partir de Juan de la Encina-, para escribir cerca de dos mil obras de caracteres disímiles, que Menéndez y Pelayo clasificó en religiosas, mitológicas, históricas, legendarias, pastoriles, caballerescas, novelescas, de costumbres y de enredos, sin descuidar su típica estructura de repartición en tres actos. Las más notables y difundidas son las que están basadas en historias y leyendas españolas: El mejor alcalde, el Rey, en la cual el emperador hace justicia con su propia mano contra un noble altanero y malvado; Peribáñez y el comendador de Ocaña, obra insigne por el encanto poético de la acción, el colorido de las escenas y la perfección de los versos; Fuenteovejuna -cuyo resumen se transcribe en otra parte de esta obra-, trata del levantamiento unánime de un pueblo contra el tirano que lo humilla y está considerada como una de las obras teatrales más hermosas del mundo; Porfiar hasta morir, inspirada en la leyenda del enamorado Macías. Miguel de Cervantes bautizó a Lope de Vega “Monstruo de la Naturaleza”, pues su producción escénica desborda todos los moldes y su talento excepcional pudo legar una obra fecundísima e ilustre a la posteridad.

Así se expresa el comendador, típico personaje de Lope de Vega, en una parte de Peribáñez y el comendador de Ocaña:

Comendador - Cuentan de un rey que a un árbol adoraba,
Y que un mancebo a un mármol asistía,
A quien sin dividirse noche y día
Sus amores y quejas le contaba,
Pero el que un tronco y una piedra amaba
Más esperanzas de su bien tenía,
Pues en fin acercársele podía,
Y a hurto de la gente le abrazaba.
¡Mísero yo, que adoro en otro muro
Colgada, aquella ingrata y verde hiedra.
Cuya dureza enternecer procuro!
Tal es el fin que mi esperanza medra:
Mas, pues que de morir estoy seguro
¡Plega al amor que te convierte en piedra!

Soldado en su juventud, eclesiástico en la vejez, Pedro Calderón de la Barca vivió en la misma época de Lope de Vega, pero eludió las polémicas literarias para consagrarse por entero a su obra. Escribió más de ciento ochenta dramas y comedias, para pintar sin prejuicios el alma española. Diferenciase de su ilustre rival en que, en el drama de Lope, no se marca -salvo excepciones- el predominio absoluto del protagonista con mayor vigor que otro personaje; en cambio en las grandes obras de Calderón el protagonista lo domina todo y, al centrarse el drama en un solo personaje, el conflicto se hace interior. Calderón, que llevó a la perfección la técnica de la escena, respetuoso de las unidades de acción, lugar y tiempo, es considerado precursor del teatro romántico moderno.

Veamos cómo se mueven y hablan los personajes de Calderón en El alcalde de Zalamea.

Chispa - Yo soy titiri, titiri, tina, Flor de la jacarandina.

Rebolledo - Yo soy titiri, titiri, taina, Flor de la jacarandaina.

Chispa - Vaya a la guerra el alférez Y embarqúese el capitán.

Rebolledo - Mate moros quien quisiere Que a mí no me han hecho mal.

Chispa - Vaya y venga la tabla al horno. Y a mí no me falte el pan.

Rebolledo - Huéspeda, máteme una gallina; Que el carnero me hace mal.

Crespo - ¿Pues cómo puedo
Excusarlos ni excusarme?
Comprando una ejecutoria.
Dime por tu vida, ¿hay alguien
Que no sepa que yo soy,
Si bien de limpio linaje.
Hombre llano? No por cierto;
¿Pues qué gano yo en comprarle
Una ejecutoria al Rey,
Si no le compro la sangre?
¿Dirán entonces que soy
Mejor que ahora? Es dislate.
¿Pues qué dirán? Que soy noble
Por cinco o seis mil reales.
Y eso es dinero, y no es honra;
Que honra no la compra nadie.

Lope - ¿Sabéis que estáis obligado A sufrir, por ser quien sois, Estas cargas?

Crespo - Con mi hacienda; Pero con mi fama no. Al Rey la hacienda y la vida Se ha de dar; pero el honor Es patrimonio del alma, Y el alma sólo es de Dios.

Lope - ¡Vive Cristo, que parece Que vais teniendo razón!

Crespo - Sí, vive Cristo, porque Siempre la he tenido yo.