Víctor Hugo y Alejandro Dumas, creadores de la novela francesa


Las grandes novelas que son las principales obras maestras de la literatura moderna, se deben a la pluma de un notable escritor de Francia: Víctor María Hugo, hijo de un general de Napoleón. Víctor Hugo se educó en París y Madrid y cuando contaba sólo catorce años escribió una tragedia. Cultivó el arte de escribir en sus dos formas: la poesía y la prosa, con las que supo hacer vibrar todas las cuerdas emocionales del corazón humano, que él conoció tan hondamente. Expresó el dolor ante la pérdida de los seres queridos o la patria traicionada, y el desprecio que inspira la mediocridad de los cobardes. Su grandeza sin par reside en que bajo su pluma desfilan en magnífica combinación de luces y sombras todos los sentimientos del alma, y su arte sublime le ha ganado la perenne admiración de sus contemporáneos y de la posteridad.

Los miserables, Nuestra Señora de París y Los trabajadores del mar entusiasmaron a los lectores de su época y se leerán con emoción durante mucho tiempo. Además, escribió obras teatrales y poemas y fue personaje eminente en la vida pública de su tiempo. Desterrado a causa de sus ideas políticas, vivió en la isla de Guernsey. Murió el 22 de mayo de 1885 y fue sepultado como ilustre hijo de Francia en el Panteón Nacional.

Contemporáneo de Víctor Hugo fue Alejandro Dumas, el famoso autor de El conde de Montecristo. En su juventud no hizo cosa de provecho, pero como sentía inclinación a escribir, empleó algunos años en el estudio y luego comenzó la carrera más asombrosa que ha recorrido jamás escritor alguno. Novelas, comedias, libros de viaje, brotaban de su pluma con tal abundancia y rapidez que difícilmente hombre alguno mostró jamás imaginación tan fértil ni tanta energía.

En realidad, Dumas no sólo era escritor de extraordinaria inventiva, en cuya mente bullían infinitas ideas para forjar cuentos y novelas, sino que tenía también poder para imprimir el sello de su personalidad en las obras de otros, lo cual explica cómo pudo ser que tuviese a veces docenas de escritores trabajando bajo su dirección. Dumas era de corazón bondadoso y pródigo; apenas había reunido una fortuna miraba cómo podía gastarla, de modo que, cuando salió de París para establecerse en su pequeña villa cerca de Dieppe, no tenía un céntimo. Murió el 5 de diciembre de 1870. Su hijo Alejandro fue notable escritor y dramaturgo.