Miguel Eyquen de Montaigne y sus famosos ensayos


Miguel Eyquem de Montaigne fue un niño extraordinario, porque ya a la temprana edad de seis años aprendía latín, y se dice que cada mañana era despertado por acordes de suave y misteriosa música. Vio la luz en el castillo de Périgord y recibió en Burdeos la mejor educación que podía darse en aquel tiempo. A Montaigne le tocó vivir una época dramática. El humanismo, que parecía abrir al hombre las puertas de la perfección, al dar nacimiento a la Reforma religiosa, provocó la discusión y luego la guerra entre católicos y protestantes. Muerto su padre, Montaigne tomó el gobierno de sus posesiones y pasó el resto de su vida como un gran noble. Hizo viajes al extranjero para su placer e instrucción. Como fruto de sus lecturas, viajes y experiencias, escribió sus Ensayos, en los que discute toda clase de materias y expresa sus opiniones en el estilo más ameno y elegante que se pueda imaginar. Este gran espíritu francés es el primero de los escritores modernos, y su escepticismo, al buscar las modestas verdades parciales que el hombre puede alcanzar, constituye la primera aparición -en la inquietud contemporánea- del relativismo de las cosas. Murió en el castillo familiar en 1592.