Francisco Rabelais: mejor la risa que las lágrimas


Francisco Rabelais, hijo de un viñador, acabó su noviciado en el convento de Fontenay. Después se dedicó al estudio de las lenguas griega y latina y obras de la antigüedad y estudió medicina en la Universidad de Montpellier, donde explicó los aforismos de Hipócrates. El centro de su actividad fue Lyon, que era tránsito de la producción literaria y científica del Renacimiento italiano y el gran mercado de la antigua literatura francesa. Rabelais escribió una novela, arreglo de tradiciones populares esparcidas por toda Francia. Como era de uso y costumbre en aquella época, el libro lleva un título por demás extenso: Las grandes e inestimables crónicas del grande y enorme gigante Pantagruel. Está escrito con un ingenio exuberante; pocos satíricos han manejado como él el azote del sarcasmo. Gargantúa, Pantagruel, Panurgo, Gargousse, son desde entonces personajes de la literatura universal y han quedado como tipos en el lenguaje y en las ideas de todos los hombres cultos. Fue el pendón de su actividad literaria esta frase que lo describe mejor que cualquier biografía: “Mejor es reír que escribir con lágrimas porque la risa es lo natural en el hombre”.