Otras excursiones interesantes por los barrios neoyorkinos


Si todavía quisiéramos explorar la ciudad un poco más a fondo, podremos tomar uno de los autobuses que recorren la Quinta Avenida y bajar al comienzo de la misma en Washington Square. Ahora nos encontramos en pleno corazón del barrio bohemio, el Greenwich Village, donde no hay rascacielos, hoteles monumentales ni grandes tiendas, sino pequeñas casas, muchas de ellas bastante antiguas, que trasuntan un aire de familiar despreocupación. Caminando por las angostas callejuelas en dirección al Este, pronto nos sorprenderá un cuadro exótico y distinto de todo cuanto hemos visitado hasta ahora. De pronto nos daremos cuenta de que acabamos de entrar en el Barrio Chino, verdadero rincón del Lejano Oriente en la moderna isla de Manhattan, donde nos observarán rostros amarillentos y pequeños ojos almendrados. Aquí podremos darnos el gusto de comprar productos típicamente orientales o probar comidas chinas de extraños nombres, desconocidos para nosotros. Si en lugar de tomar el ómnibus en dirección al Sur hubiéramos ascendido al que marcha en sentido opuesto, éste nos hubiera llevado hasta el bonito paseo Riverside Drive, que comienza en la calle 72 y corre junto al río Hudson hasta el extremo norte de la isla de Manhattan. En uno de sus lados se levantan grandes edificios de apartamientos, y al otro se extienden hermosos jardines y parques de juegos infantiles.

Si dispusiéramos de un poco más de tiempo, todavía podríamos tomar el subterráneo hasta el Bronx y pasar el día en sus jardines botánicos admirando una fascinante colección de árboles y plantas provenientes de todas partes del mundo. También podríamos dedicar una horas al Jardín Zoológico, uno de los más notables del país, donde veríamos animales exóticos moviéndose libremente entre árboles y rocas, en escenarios naturales preparados especialmente.